El título de este escrito le causará extrañeza porque no estamos a fines de diciembre.
Se debe a una distinta costumbre que los amantes del futbol americano, específicamente la NFL, suelen usar cuando la temporada inicia.
Aclarado lo anterior, feliz nueva temporada que acaba de arrancar.
Las ilusiones son nuevas, los favoritos repiten en la placa de exitosos, los que se asoman intentan renovar bríos, los angustiados ya no desean ser señalados como deficientes.
Es el inicio de algo que atrae a un selecto grupo de aficionados repartidos en segmentos distintos de la geografía mexicana.
En la Comarca Lagunera existe un nutrido y simpático grupo de fieles aficionados a Pittsburgh que el domingo antes al inicio de la temporada se reúne en la Plaza Mayor de Torreón simplemente a tomarse una foto, todos con el “jersey” del equipo, banderas y toallas amarillas, para acordarse de que fueron una gran dinastía y mostrar su apoyo a distancia.
Son ejemplares por su entusiasmo y aliento. Si en la ciudad del acero los conocieran.
El fervor encantador que los laguneros de negro y amarillo exhiben no es usual porque el futbol americano en nuestro país tiene un nicho diferente y hasta selecto.
Existen grupos que muestran simpatía con diversos colores y equipos.
Los años no los han cambiado porque así como en su momento nacieron nuevos “Patriotas”, hoy surgen nuevos “Jefes” de Kansas.
Algo diferente ofrece el futbol americano que entusiasma a muchos pero como son seguidores de distintos equipos, en apariencia no hacen ruido pero con ánimo de tomarlos en cuenta se les reconoce que su existencia revitaliza esta rara diversión.
El nuevo año inicia en enero aunque para algunos empieza en septiembre.
Cuestión de gustos y enfoques.