“No se hagan bolas”, fue una frase expresada por Carlos Salinas de Gortari allá por 1994, en relación a la candidatura de Luis Donaldo Colosio, y esta frase nos refiere a la confusión en que se ven envueltos las y los candidatos a la presidencia de la República. La “recomendación” ahora vuelve a tomar importancia, ante las definiciones políticas para elegir candidato o candidata en el caso de Morena.
En la época salinista el dedazo estaba en boga y ahora se pretende dejar de lado la designación directa y elegir al más popular, ¿pero será esa la manera correcta o será una justificación para imponer al ya designado?
El asunto es que Morena ahora no parece necesitar un candidato muy popular, es decir, que esta no es la variable sine qua non para ganar la elección presidencial, entonces no debería ser factor definitivo de selección para elegir al candidato.
Entonces ¿cuál sería la variable adecuada?, pues parece que algo muy necesario para el presidente López Obrador es la lealtad, y eso no se piensa medir con encuestas, pero sí se puede con las acciones de respaldo y compromiso con el proyecto de nación de López Obrador, con el hecho de compartir ideales. Quizá pocos gobernantes han aplicado los cambios que estableció López Obrador en su proyecto como Claudia Sheinbaum.
En realidad solo hay dos competidores de calidad en Morena para la presidencia de la República en 2024: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, ambos con un buen grado de popularidad -y digamos que Sheinbaum con mayor calidad académica- pero ambos con experiencia en actividades de gobierno.
Pero en el caso indispensable de la lealtad como elemento de elección parece que lleva ventaja Claudia Sheinbaum, ya que Marcelo Ebrard como que pinta su rayita de López Obrador y se acerca más al poder económico. Entonces otro elemento para medir esta variable sería, no nuestra opinión, sino la percepción que de Claudia y de Marcelo tiene la oposición, quienes parecen aceptar más a Marcelo que a Claudia.
Baste escuchar a Kenia López y demás caterva, pues ellos ven que si Claudia Sheinbaum logra la presidencia de la República sería como una extensión de López Obrador, es decir, que ella garantiza la continuación y profundización de la 4T, no así en el caso de Ebrard, en quien ven más a un aliado con un sesgo hacia los ricos del país, pues él tiene una personalidad de clase alta. Pero ya pronto sabremos, así que no se hagan bolas._