¿Seguiremos sin mirarnos y en la indiferencia? Hay mujeres que sacuden con su belleza, ojos verdes intensos como la selva, piel morena, una figura fuerte al caminar, las miradas sigan su silueta. Guadalupe Marín poseía esas características físicas, sin embargo, su lucidez era mayúscula, soberbia, al leer su novela, “La única” deja inquietudes, muchas preguntas y una sonrisa por su sentido del humor que se agradece, en la literatura mexicana.
La colección Vindictas que edita la UNAM nos permite disfrutar de autoras poco conocidas, casi nunca estudiadas, ya sea por su cercanía con los intelectuales más relevantes, misoginia o el canon de crítica literaria de su momento. Para Ana Clara Muro fue difícil encontrar una escritora para su tesis, los escritos que buscaba estaban incompletos, ¿Por qué unos se conservan y otros no?
Gracias a un artículo muy agudo de José Juan Tablada, llevó a Anaclara a estudiarla, hay un rumor que confiscaron el libro, por evidenciar a personajes influyentes como el Secretario de Educación. Se publicó en 1938, tiene una portada de Diego Rivera en donde una mujer bicéfala sostiene la cabeza de Jorge Cuesta. Si conocemos la biografía de Guadalupe Marín identificaremos a sus personajes: Andrés, Gonzalo, Marcela, supongamos que no, Marcela es una mujer que añora la independencia, quiere salir, vivir, desear y no ser juzgada, defiende la maternidad, se mofa de los que no se pueden equivocar, porque su posición intelectual, económica, social los ha acartonado. Pone en la mira a los políticos, a los líderes, a los que buscan un espacio dentro del gobierno para ser mantenidos.
“La única”, en su narración, sostiene una negociación entre la realidad y la ficción, le llaman novela en clave por esa situación de identificar a esos personajes en la realidad. Marcela, Lupe Marín, quiere hablar, quitarse la mordaza, decir cómo mira el mundo y cuando abre sus ideas, el corazón, las sensaciones, la juzgan de loca ¿no le ha pasado lo mismo? El testimonio de Guadalupe Marín es un eco de voces influyentes del siglo pasado: Diego Rivera, Frida Kahlo, Tina Modotti, Salvador Novo, Edward Weston… al visualizar su obra se tienden puentes a otras perspectivas necesarias y actuales.
Lea para enfrentar miedos, debilidades y encuentros. Carpe diem.