¿Y qué hacemos con el descontento?

Ciudad de México /
La designación de Godoy, muestra de un Congreso dominado. Ariana Pérez


Los acontecimientos se han ido desencadenando por la vía de la polarización. Un recurso que fue eficaz para ganar la elección se convirtió en una forma de ejercer el poder basada en la exclusión y el encono. Ese mecanismo que se utilizó para desacreditar a la oposición, a quienes piensan distinto, a los gobiernos no afines, a los medios de comunicación y a quienes en ellos colaboran desde una postura independiente. Después de siete años, esa manera de gobernar se ha naturalizado y ahora se ven las consecuencias.

El andamiaje institucional se construyó, hace décadas, a partir de la democracia y el pluralismo como expresión toral del mosaico que somos. El país no cabe en un régimen bipartidista, mucho menos en una organización que se asume representante única de la voluntad popular. Las instituciones creadas desde la diversidad se han vuelto disfuncionales por el giro que desde el poder se ha dado a la política. La manera como se resolvió el relevo del fiscal Alejandro Gertz Manero y la designación de Ernestina Godoy dan cuenta de ello. Una fuerza política que domina el Congreso nulificó los procesos que suponen diálogo, negociación, inclusión y consenso plural.

Ante la crisis del sistema de partidos para representar a la sociedad y el deterioro de las instituciones y procesos propios de la democracia, preocupa la dificultad sistémica para canalizar el descontento y las expresiones de insatisfacción con el estado de cosas. Desde ahora se advierten las grietas del modelo monolítico, vertical, excluyente y poco avenido a la civilidad política. Las tensiones están multiplicándose, pero los mecanismos para dar cauce al descontento se estrechan o han desaparecido.

Las palabras de Cuauhtémoc Cárdenas en el sentido de abrir el diálogo entre diferentes merecen atención. Implican dejar atrás la polarización que niega la coexistencia; una tarea que atañe, en primer término, a quienes están en el gobierno, pero también a las fuerzas opositoras formales y a quienes en ejercicio de sus derechos han salido a manifestarse contra decisiones de las autoridades y sobre todo contra la impunidad. Es la hora de recuperar los cauces para el descontento.

México es país de todos y a todos nos corresponde hacer lo propio en su defensa. 


  • Liébano Sáenz
  • Abogado, administrador, funcionario público, columnista y analista político mexicano /Escribe todos los sábados su columna Paralaje.
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