El hogar no es lo mismo que la casa, pero en ocasiones ambas palabras casi pueden ser sinónimos. ¿Cuáles son las condiciones necesarias para que podamos llamar hogar a nuestra casa? ¿La condición de hogar se relaciona únicamente al confort y a la seguridad? Sin duda el concepto de hogar está muy ligado a la identidad de sus habitantes. Pero hogar significa: “sitio para el fuego”, lo cual no es lo mismo que casa. Hoy en día la gran mayoría de las casas no cuentan con estufas de leña o chimeneas, el centro de atención de la casa es ahora el aparato de televisión. Desde que se popularizó el uso de dispositivos informáticos móviles (como el ordenador portátil y el teléfono móvil), el centro de la casa se ha desplazado hacia el espacio público. Podríamos casi afirmar que ahora llevamos nuestro hogar a cuestas, como los caracoles. Esto sucede en parte porque el trabajo remoto ha invadido totalmente nuestra privacidad y ahora todos trabajamos desde casa, desde un café o desde la banca de un parque. Lo que el hogar moderno había conseguido: la independencia entre la vida y el trabajo, los posmodernos nos ocupamos de volverlo a su condición anterior.
Rudolf M. Schindler escribió durante varios años una columna de opinión en el diario Los Angeles Times. En su último artículo publicado en mayo de 1926, escribe sobre el concepto de hogar. El título del texto es: “Cuidado del cuerpo/Refugio o patio de recreo”, en éste menciona los elementos básicos para un refugio: “protección trasera, frente abierto, una fogata y un techo”. Estos cuatro elementos eran suficientes, según el arquitecto para que una casa fuera el hogar de sus habitantes. Si Schindler aun viviera, quizá no habría añadido los electrodomésticos a su lista de prioridades, seguramente se resistiría a incorporar a la tecnología a su vida diaria.
Tangente
Casa, espacio y arquitectura
Rudolf M. Schindler, arquitecto austriaco (Viena, 1887-Los Ángeles, 1953) escribió un manifiesto en 1912. El texto recoge sus principales ideas sobre la casa, el espacio y la arquitectura, que se convertirían más tarde en los principios rectores de todos sus proyectos construidos después de su traslado definitivo a Los Ángeles, donde construyó cerca de 150 casas.