Alrededor del fuego

  • Desde mi rincón
  • Luis Augusto Montfort García

Laguna /

Corre el otoño y con él las primeras noches heladas, que por estos calurosos lares con frecuencia nos pillan desprevenidos y nos hacen desear “guardarnos” temprano, como seguramente lo desearan e hicieran nuestros ancestros sapiens hace 300 mil años, en busca del reconfortante calor y abrigo de la cueva en que moraban, cuevas trocadas hoy en residencias lujosas o chozas precarias, pero que siguen siendo la cueva donde cada quien mora, según sus haberes y sus necesidades, sean estas últimas reales o imaginarias.

Tímidos por prematuros, cálidos adornos navideños empiezan a asomar en aparadores de comercios y en las ventanas de algunas casas, como si quisiéramos adelantar la llegada de las fechas sagradas en que de un modo u otro, el deseo de amor y paz inunda los corazones de quienes en una buena parte del mundo nos ha tocado vivir en estos tiempos y días. 

Como tal vez también lo hicieran aquellos antecesores, que con sus propios ritos y creencias, se sentaban alrededor de un fuego que no sólo les brindaba calor y abrigo, sino la oportunidad, aun con su arcaico y limitado lenguaje, de socializar e intercambiar una información que al cabo de las eras, vino a ser el factor determinante para la sobrevivencia y hegemonía de nuestra especie.

Pero más allá de la utilidad práctica y evolutiva de la comunicación y el lenguaje, la convivencia junto al fuego genera una sensación muy especial, que a la hipnótica luz y sombras de sus polícromas llamas, parece hermanar a quienes las contemplan, quizá inconscientemente abstraídos en la memoria profunda de un origen, pasado y destino común, que pervive semi-oculta en nuestra memoria de especie.

En esta cuasi mágica atmósfera no es raro que los estados fisiológicos de 2 o más personas se alineen y las frecuencias cardíacas se sincronicen, un fenómeno colectivo conocido como “Sintonía Fisiológica”, proceso que favorece la salud emocional y la vinculación social. 

Cabe aquí mencionar que la palabra "hogar" se refiere también al lugar familiar de la casa donde se enciende el fuego para cocinar y calentarse, sí, ahí alrededor del fuego.

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