Tic, tac, tic Tac.

  • Desde mi rincón
  • Luis Augusto Montfort García

Laguna /

Lenta, con calma y sin prisa, la corta y rechoncha manecilla horaria me hace saber con toda claridad que son ya las 7 de la mañana. 

Algo más apresurada, su flaca y alargada compañera minutera agrega: ¡con 40 minutos!, con esa información calculo mi tiempo y mis tareas del día, pero mientras lo hago, observo cómo otra apresurada y esquelética manecilla va contando rápidamente los segundos, como si algo la persiguiera en su neurótica carrera sin retorno alrededor de la esfera. 

Cada una de ellas, con su función y por su lado midiendo su propio tiempo, para luego; cada 720 minutos acudir como si de una importante cita se tratase, a reunirse las tres bajo el cabalístico número 12, que según dicen: simboliza el orden, el bien y la perfección absoluta del círculo.

Tic, tac, tic, tac. Me parece escuchar al observar el veloz “caminar” de la tercera manecilla, pero el cronómetro es digital y asumo que el supuesto sonido es solo una onomatopéyica evocación de mi mente. Tic, tac, tic, tac. 

Hoy es el último día del año y no puedo evitar pensar, en si lo que esa manecilla marca son los últimos momentos que le restan a un año que se acaba, o si acaso será una cuenta regresiva del tiempo que a mí me queda por vivir, tal como la “vida útil” de un foco que desde su elaboración, tiene sus horas bien delimitadas.

Tic, tac, tic, tac. 

“El tiempo y los ríos no corren hacia atrás.” Decía Y. Kawabata, escritor japonés del siglo pasado, pero añadiendo que al igual que en un río, en la vida hay corrientes rápidas y lentas, así, aunque el tiempo corre de la misma manera para todos los seres humanos, cada quien aprende a flotar de manera diferente.

Tic, tac, tic, tac. Vuelvo a mirar el reloj: Las 9 horas con 30 minutos. 

Inflexibles, la rechoncha y la flaca parecen decirme: “llevas casi 2 horas y no acabas de escribir”, por lo que ni siquiera miro a la esquelética por aquello de que no me contagie con su prisa.

Tic, tac, tic, tac. 

Pensando que el tiempo se me acaba, recuerdo que Borges decía; “El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada”.

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