Una buena dosis de litio

  • Desde mi rincón
  • Luis Augusto Montfort García

Laguna /

Desde su aparición en la tierra el ser humano ha modificado su entorno para sobrevivir ante un medio hostil y contra seres con más capacidades físicas. 

Para ello ha echado mano de todos los elementos a su alcance, pero sobre todo de su inteligencia superior, que lo distingue del resto de los animales.

La observación y experimentación poco a poco se convirtieron en herramientas rudimentarias y con el tiempo se perfeccionaron hasta alcanzar el alto nivel que hoy tienen. 

Esta evolución tecnológica no ha sido continua, en una gráfica podría verse como una escalera en la que cada escalón es diferente con distintas medidas de piso y de altura, en donde el piso representa “no avance” y la altura es “progreso”. 

Entre éstas últimas, estarían seguramente en orden cronológico el control del fuego, la escritura, la imprenta, la Revolución Industrial, el automóvil etc. 

Más adelante la invención de la computadora y la Internet, marcaron grandes cambios llamados mega-tendencias, por la manera en que han modificado la forma de vivir en grandes sectores de la sociedad.

Pero hay todavía otro fenómeno llamado disrupción tecnológica, que puede venir a revolucionar bruscamente aún una etapa de progreso, de tal modo que la vida de la sociedad entera cambia radicalmente en términos de su forma de pensar y de vivir, su trabajo, su salud y sus relaciones. 

Adelantos como la Inteligencia Artificial (IA) y el teléfono inteligente al alcance y uso de millones de personas, generan nuevas perspectivas de futuro así como la demanda de elementos que antes no se consideraban importantes, uno de ellos es el litio, que por su potencial electroquímico es utilizado en las baterías eléctricas.

Al parecer el litio juega hoy un papel tan importante que los grandes yacimientos de Bolivia, Chile y Argentina (El triangulo del Litio) son codiciados por otros países y empresas trasnacionales. 

Lo paradójico es que el litio también sirve para estabilizar el ánimo y tratar la bipolaridad, por lo que no les vendría mal una buena dosis a algunos de los líderes políticos en este desquiciado siglo XXI.

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