1 . En la película de Fred Zinnemann Un hombre para todas las estaciones (1966) el rey Enrique VIII quiere divorciarse de Catalina de Aragón, su esposa luego de conseguir una dispensa del Papa y casarse con la viuda de su hermano. Sin hijos, quiere anular el matrimonio bajo el argumento de que desde el principio era ilegal. Como Tomás Moro (Lord Canciller) le dice: quiere una dispensa de la dispensa para casarse con Ana Bolena. Cuando la Sede Papal no lo apoya, Enrique se declara Cabeza de la Iglesia de Inglaterra, obliga a que lo acepten los obispos y en 1534 hace que el Parlamento pase un acta que declara legal a Ana. Moro se niega a ratificar el acta bajo juramento y lo acusan de alta traición. Al fin lo decapitan.
2. Una sociedad, dice Kant, puede “acceder a un buen nivel de cultura moral” aunque muchos de sus ciudadanos sean inmorales por naturaleza. Basta con un conjunto de leyes que me proteja de mi vecino ya él de mí, sin importar si somos buenos o malos hombres. Así, “aunque se trata de un pueblo de demonios” y el hombre no sea moralmente bueno, “está obligado sin embargo a ser un buen ciudadano”. (Y adelante: “Toda la política se debe inclinar ante el derecho”).
3. A Man for All Seasons se ha malentendido como una película sobre un hombre que vive su vida según las leyes de Dios. En realidad la lección de Moro es otra: sólo las leyes del hombre —procesales, imparciales, sin que pese la idea de cualquiera sobre lo que es malo y lo que es bueno— pueden servir de defensa entre tú y los que te dañarían. La ley, insiste Moro, radica no en la virtud sino en un sistema de contrapesos cooperativos y recíprocos, que aunque no da la salvación sí da seguridad en la vida diaria si uno se apega a sus reglas. Por eso al final de una escena dice Moro: “Le doy al Diablo el beneficio de la ley por el bien de mi propia seguridad” .
Fuente: 1 y 3: Stanley Fisch: La ley en el cine. Convirtiendo la doctrina jurídica en arte . Oxford, 2024.
2: Immanuel Kant, La paz perpetua . Editorial Tor, Buenos Aires, sin fecha.