El escudo mexicano de Aquiles

Ciudad de México /

En el canto XVIII de la Ilíada Tetis va con el herrero Hefesto para que le arme un escudo a su hijo Aquiles. Hefesto lo labra con imágenes de vida cotidiana. Hay fiestas, bodas, festines. Hombres en un mercado que presencian la disputa por un asesinato. Una ciudad sitiada y los incidentes de la guerra entre quienes la defienden y quienes quieren saquearla. Campos fértiles y arados que los surcan. Escenas de vendimia y banquetes. Dos leones que apresan a un toro y pastores que ven impotentes el hecho. Un valle encantador y brillantes rebaños de ovejas. Mujeres y hombres jóvenes bailando. Así transcurre el mundo.

En 1952 W. H. Auden publicó El escudo de Aquiles. Ahora en las imágenes que labra Hefesto Tetis ve cielos de plomo y alambres de púas. El centro del poema o del escudo: en un campo de concentración unos guardias hacen que avancen “tres figuras pálidas” y las atan a tres postes bien clavados en la tierra. Una multitud de personas comunes y decentes ven desde afuera lo que ocurre sin moverse ni hablar; sin esperar ayuda y sin poder prestarla a los ejecutados. “Perdieron su orgullo —dice el poema—, y murieron como hombres antes de que murieran sus cuerpos”.

Hace tiempo pensé que el escudo mexicano de Aquiles tendría imágenes de cadáveres colgando de un puente y abajo un vendedor impasible con su carrito de hamburguesas. O una cabeza cercenada sobre un taxi. Miembros de un cuerpo sobre una carretera. Manos y pies con alambre de un cuerpo calcinado. Ahora pienso más bien en Tetis, mujer y madre, y en dos imágenes.

En el centro del escudo un poderoso en un palacio le niega acceso a una mujer que ha venido a tocar sus puertas para entregarle una pala “que nunca debió estar en mis manos ni debió sentir los huesos romperse de los cuerpos que ha desenterrado”. Y en otra imagen varios hombres con armas brutales apuntan contra una mujer arrodillada; hacen que se humille ante una cámara. Más tarde la ejecutarían. La mataron como mujer antes de matarla corporalmente.


  • Luis Miguel Aguilar
  • lmacx@prodigy.net.mx
  • Ensayista, narrador y poeta. Ganó el Premio del PEN Club México 2010 por Excelencia Literaria, y el Premio del Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde, en 2014. Publica todos los martes su columna El camaleón peripatético.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.