Hay incluso una gran novela al respecto: Miss Lonelyhearts (1933) de Nathanael West. El título es también el pseudónimo del personaje central, un escritor borracho que tiene a su cargo la Columna de Consejos en un periódico; empieza haciéndola como juego y al fin acaba abrumado por el peso de la miseria humana, y su propia incapacidad para solucionarles la vida a quienes le mandan cartas. Todo ocurre en la Depresión; las columnas como Miss Lonelyhearts abundaban en los diarios estadunidenses.
En México a partir de los 1950 hubo en radio y cómic un sucedáneo: Ayúdame, Doctora Corazón. Se dice que el cómic publicado por EDAR prendió bien a bien cuando el argumentista Guillermo de la Parra le cedió la pluma a su esposa Yolanda Vargas Dulché.
Leo en Harper’s (marzo, 2025) que aparece un libro titulado Le ruego humildemente su pronta respuesta: Cartas sobre amor y matrimonio de la primera columna de consejos personales en el mundo. Lo edita Mary Beth Norton para la Princeton University Press. Sorprenden los años de la primera Doctora Corazón: las cartas aparecieron en el periódico londinense Athenian Mercury entre 1691-1694.
La revista incluye tres ejemplos. Va el tercero. “Pregunta: Hace tiempo que continúo en un rumbo de vida muy vicioso, me encuentro incapaz de resistir cualquier tentación. Primero fui culpable de beber en exceso y esto me llevó a todos los otros males. Para mi desgracia he entrado en una gran familiaridad con una mujer que se empeña sobre todo en seducirme y con diligencia utiliza toda la insinuación de sus encantos y sus engañosas estratagemas. Así, cometo algo que después mi alma aborrece, sabiendo que cuando la abrazo sólo abrazo mi ruina. ¿Cómo me desengancho? Respuesta: Que la fornicación es una cosa maldita es algo en lo que todos creen menos los papistas y los ateos. Tienes que huir de la hermosa destructora, así sea hasta los confines de la tierra”. La palabra “papistas” no deja lugar a dudas: la primera Doctora Corazón era protestante.