En su poema “El amenazado” dice Borges que el amor ha vuelto “con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles”. Por “magias inútiles” Borges pensaba sin duda y sobre todo en una de Dante: en la Vida nueva refiere sus fuertes deseos de recordar el nombre de su “gentilísima señora” Beatriz pero sin hacerlo evidente; así, acompañó su nombre del de otras 59 damas entre las más bellas de Florencia para hacer un poema y sorprenderse de que al componerlo el nombre idolatrado ocupara con naturalidad el mágico lugar nueve. Pequeña magia inútil. (En El Aleph de Borges el narrador menciona como al acaso el nombre de alguien para tan sólo poder decir que es “primo de” y colar el nombre de su respectiva Beatriz. Pequeña magia inútil).
En la primera de sus cartas conservadas Jane Austen (Dic. 16, 1775-Jul. 18, 1817) le refiere a su hermana Cassandra un 9 de enero de 1796 que ha bailado con el amigo irlandés Tom Lefroy y le deja ver los pormenores de un flirteo entre ambos. Los expertos han discutido si fue el amor de su vida, o si no hubo nada serio, o si Miss Austen no amó a nadie en absoluto. El problema es que Cassandra quemó las cartas de su hermana que consideraba demasiado personales y no se sabe de su relación amorosa. Sólo que los familiares de Tom Lefroy lo alejaron de ella porque Jane Austen no tenía el dinero suficiente. Lefroy se casó con alguien más en 1799.
Hace unos años (Law & Liberty, 14/2/22) la profesora Coleen Sheehan reveló un hallazgo. En el capítulo 9 de Emma (1815) viene este verso de Shakespeare: “El amor verdadero nunca tuvo un curso liso”. Lo precede el juego ingenioso de un acertijo sobre a quién se está amando. Un acertijo con escrituras secretas. Sheehan descubrió que siguiendo las instrucciones de la misma novela para descifrarlo al final queda TOMLEYFOR: anagrama de TOM LEFROY.
Pequeña magia útil: Jane Austen coló en secreto ese nombre en Emma, cierta de que el acertijo esperaría, paciente. Unos dos siglos después alguien supo descifrarlo.