La piel “delgadita” de los futbolistas de hoy

Laguna /

Los abucheos en Torreón a la Selección Mexicana fueron un punto de inflexión. En el siguiente partido, en EUA, igualmente fueron abucheados. 

Varios seleccionados se quejaron de lo que ellos consideraron una grave falta de respeto. 

Pero al final, la Selección juega a nada y casi nadie tiene esperanzas de que pueda llegar lejos en el Mundial. Los futbolistas de hoy son muy sensibles, les falta personalidad. 

No comprenden que los aficionados (que pagan un boleto) están en su total derecho de externar su inconformidad cuando lo que ven en la cancha no les convence. 

A continuación expongo dos ejemplos de carácter:

Maradona en Nápoles terminó elevado a divinidad. Pero el camino estuvo plagado de circunstancias denigrantes, pues en el resto de Italia el argentino era sumamente odiado. 

Lo más valioso que Diego hizo fue defender a la ciudad de Nápoles, siempre despreciada y minimizada por el resto de Italia: “los napolitanos no son italianos”, “Nápoles está al norte de África y el más africano de todos es Maradona”. “Vesubio, te faltó gente por calcinar” (haciendo referencia al volcán de la bahía de Nápoles que, tras hacer erupción, sepultó con su lava dos ciudades hace casi 2000 años). Todo eso se decía en aquellos años en Italia.

Ese desprecio despertó en Maradona un sentimiento de coraje. Diego aprovechó cada espacio en los medios de comunicación para externar su inconformidad y su declaración más famosa fue decir que: “En Italia hay racismo, pero es un racismo contra los Napolitanos. 

El resto de Italia no los considera como italianos, los ven como inferiores. Cada éxito de nuestra ciudad es visto como un insulto al resto de Italia. Y ahora que nosotros ganamos los títulos, nos tienen envidia”. 

Con esas declaraciones, Diego incendió la liga y generó un sentimiento de desprecio aún mayor para sus detractores. 

El Nápoles de Diego les terminó arrebatando los campeonatos. El odio era energía para Maradona.

Y no vayamos tan lejos: al gran Hugo Sánchez, cuando llegó al Real Madrid, le gritaban “indio” en todos los estadios, incluido en el Santiago Bernabéu. 

Él aguantó de todo y nunca se quejó. Al final, Hugo terminó siendo 5 veces consecutivas campeón goleador en España. 

Los aficionados del Real Madrid lo terminaron apodando: “Hugol”. 

En el presente, los futbolistas de la Selección mexicana son como los adolescentes-jóvenes de hoy, totalmente sensibles y, como bien dicen, de cristal (por todo se rompen). 

Les hace falta mucha, mucha personalidad y carácter, tanto para la cancha como para vida.

  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • luismrdzcruz@gmail.com
  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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