La puerta de la esperanza se ha abierto

Laguna /

Debemos alegrarnos del Santos, porque a base de picar piedra y de haber pasado por las peores, la cosa no podía ser de otra manera: las cosas han mejorado. 

Para mí hay 3 piezas clave en este rompecabezas llamado equipo Santos: su entrenador, Francisco Rodríguez, sus dos flamantes centrales (Balanta y Ortega) y su agradable y explosivo delantero Kevin Palacios. 

Obviamente que Acevedo entra en la ecuación, pero ya todos sabemos que es el mejor portero de la liga, así que ya sobra decir cualquier cosa sobre él. 

El Santos respira, saca pecho y pone su mirada en el horizonte que parece ser halagador. 

A victoria ante Querétaro abrió una puerta que hacía tiempo ya estaba cerrada: la de la esperanza.

Lo más gratificante es que el Santos tiene su destino en sus manos, o mejor dicho: en las piernas de un grupo de hombres que poco a poco han salido del pantano. 

Ha costado mucho, pero la recompensa está llegando. 

Debemos tener claro que el Santos aún no tiene grandes alcances, pero está en camino de serlo, si es que lo que se escucha termina siendo cierto: que la inversión ya viene. 

Pero en su genoma el Santos es un caso curioso, porque ya dejó de ser uno de los peores planteles de la liga. 

Sí, no se compara con los buenos planteles, pero ya no es de los peores. 

Aquí vuelve a surgir la pregunta ¿entonces hay o no talento en el equipo? La respuesta es doble: sí y no.

Sí porque hay partidos donde el equipo nos ha sorprendido, como en las dos primeras jornadas, ante Pumas y Toluca. 

Y no porque también ha habido actuaciones que nos dejan con el bostezo inevitable. 

Entonces el Santos es un equipo extremista: puede ser de lo mejor, pero también puede ser de lo peor. Puede ser como un camaleón, que cambia de color según las circunstancias que se le presenten. 

Esta vez sí se puede percibir que hubo un plan B, porque muchas veces el equipo ha demostrado que tiene un plan A, y que cuando ese plan termina fallando, el equipo hace corto circuito al no existir un plan B.

Pero todo lo que se pueda analizar ya no tiene qué ver con desgracias, ni sufrimientos, ni malos ratos, ni afición desilusionada. 

En este presente no cabe eso. Quedan dos partidos, hay que visitar a Necaxa el viernes y después recibir a un Pachuca que ya no asusta. 

El Santos tiene la posibilidad de enmendar tantos años plagados de desgracias. 

A nadie se le debe olvidar que los equipos que irrumpen de manera sorpresiva son los que suelen cambiar el destino de las cosas.

  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • luismrdzcruz@gmail.com
  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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