Hay una delgada línea roja entre lo que desea hacer Fernando Ortiz y lo que podría terminar sucediendo; cada vez se está agigantando más la ilusión de la afición por todo lo que se escucha, por todos los rumores respecto a fichajes, por futbolistas que Fernando Ortiz quiere traer.
Pero una cosa es todo el humo que se está generando y otra muy diferente puede ser lo que termine sucediendo al final.
Existe, dentro de esa ilusión, una pequeña rendija por donde se puede terminar colando una decepción (otra más) inmensa para los laguneros.
La idea que circula por la Laguna es muy clara: Fernando Ortiz y Aleco Irarragorri quieren volver a construir un Santos protagonista. Pero también está la otra cara de la moneda: que nada suceda y el Santos vuelva a decepcionar.
Hasta que no inicie el torneo no saldremos de dudas.
Y mientras el país vio la que es, probablemente, la semifinal más emocionante de la historia de los torneos cortos entre América y Cruz Azul, el Santos inicia su preparación desde las cenizas, desde esas brazas apagadas que ni siquiera Dios se atreve a encender.
Uno de los protagonistas de esa semifinal fue Richard Sánchez, uno de los pretendidos por Ortiz, pero seguramente la intención de Richard es seguir en Coapa, donde el equipo es siempre aspirante al título.
Veremos la labor de convencimiento de Ortiz y la disponibilidad de Aleco Irarragorri para soltar millones de dólares.
Este contexto que vive el Santos es como jugar a brincar la cuerda en la orilla de un precipicio: una de dos, o te diviertes y te salvas, o terminas yéndote al fondo.
Nos debe de quedar ya claro a todos que el dinero no lo es todo, pero en el futbol vaya que ayuda.
Y el Santos, en los últimos años, está muy dejado de la mano del dinero.
Por cierto, recuerdo a aquella ejecutiva del club que salió a decir que era la inversión más alta en la historia del club Santos.
Sí, antes de que iniciara el torneo más humillante de la historia del club.
No se me olvida aquella forma medio jactanciosa en que dijo aquellas palabras, como dando a entender que vendría lo mero bueno para el Santos.
Y el Santos fue una vergüenza nacional.
Por eso el Santos se debe poner a trabajar, a reinventarse como tanto dice Aleco, para que la historia no se repita.
Porque si la historia se repite y los manejos vuelven a ser los mismos, entonces no se puede hablar de reinventarse.