Casarse, tener hijos, envejecer y morir

  • Para Reflexionar
  • Luis Rey Delgado García

Laguna /

Ciertamente en la medida que crecemos aumenta nuestra libertad, vamos dejando de ser dependientes para adquirir paulatinamente independencia y libertad, pero al mismo tiempo responsabilidades, es decir, que también con el aumento en la edad van aumentando nuestras responsabilidades.

La vida nos presenta decisiones que nos vemos impulsados a tomar, algunas particularmente vitales, como el matrimonio… 

Los hijos… y asuntos de la vida que, queramos o no, nos alcanzan cuando menos lo pensamos: la vejez y la muerte. 

Casarse, ser padres, envejecer y morir son asuntos sumamente importantes y vitales, pero no le dedicamos el tiempo suficiente para prepararnos para el matrimonio, para ser padres, e incluso cuando la vejez nos llega no nos sentimos preparados y mucho menos aún nos preparamos para nuestro último aliento de vida.

Las parejas, en su momento, saben por qué se casan: “Me caso porque lo o la quiero” o “Porque nos comimos la torta antes del recreo”... 

Pero no se preguntan “Para qué se casan” … esta pregunta los proyecta al futuro… 

Para este asunto tan vital habrá que prepararse, con suficiente tiempo, no que los noviazgos duren mucho, sino prepararse para asumir tal responsabilidad de compartir la vida en un proyecto común y para siempre.

Cuando vienen los hijos, que en ocasiones vienen “por accidente” o son hijos que no se deseaban en determinado momento, nos toman desprevenidos y solemos decir que no estamos preparados para ser padres… y repetimos inexorablemente cómo fueron nuestros padres con nosotros o hacemos justamente lo contrario ya que no nos gustó como fueron con nosotros… aprendemos con “ensayo y error” y más que facilitarles el crecimiento, a veces les estorbamos.

Cuando los achaques de la edad nos sorprenden, cuando nuestro en nuestro organismo experimentamos el deterioro de la edad, cuando decimos “esto a mí no me pasaba” dolores de cintura, perdida de la memoria, falta de flexibilidad corporal y cansancio… 

Nos damos cuenta que nuestra vida tiene que cambiar, aprender a vivir a un ritmo diferente, aceptar nuestras nuevas limitaciones… 

Solemos decir que la madurez intelectual y sabiduría que hemos adquirido ya no están en un cuerpo fuerte y vigoroso… no estamos preparados para ser viejos, esta realidad nos sorprende. 

Y también sabemos que lo verdaderamente seguro es que, algún día moriremos. 

Habrá que reconciliarnos con nuestra propia muerte.

Vale la pena pues prepararse, estudiar, reflexionar, escuchar a los que saben, participar en seminarios, cursos y talleres sobre estos asuntos de vital importancia que son trascendentales para nuestro desarrollo humano, recibir el consejo de los veteranos para no repetir los errores que ellos ya saben, por experiencia:

 Casarse, tener hijos, envejecer y morir son los hitos de nuestra historia personal de crecimiento y desarrollo.


luisrey1@prodigy.net.mx

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