Una señal de madurez y de crecimiento es aceptar el pasado, los errores cometidos las esperanzas rotas y el abandono de ilusiones son como el primer paso para ser capaces de enfrentarnos al futuro con más confianza.
Diciembre siempre llega con ese aire de cierre, como si la vida nos pidiera una pausa para mirar hacia atrás y tomar lo bueno, lo malo y lo aprendido.
Es un mes que trae luces y risas, pero también un poco de melancolía. Nos recuerda a las personas que están lejos y a las que, aunque quisimos mucho, ya no nos acompañan.
Y mientras tanto, las cenas, las reuniones y el caos nos invitan a reflexionar en medio del bullicio.
Es el momento perfecto para abrazar a quienes están cerca, no solo con los brazos, sino con el corazón.
También es una oportunidad para sentarnos con nosotros mismos, sin juzgarnos, sin buscar culpables, y pensar:
"¿Qué puedo hacer diferente? ¿Cómo puedo ser mejor, más feliz, más libre?". Porque este mes no solo cierra un capítulo, también abre otro, y dependerá de nosotros escribirlo.
Así que aprovechemos. Dejemos que el retrovisor nos sirva para aprender, pero miremos al frente con ilusión.
Cambiemos lo que haya que cambiar, dejemos atrás lo que nos pesa y abracemos lo que viene.
Porque, al final, diciembre no es el fin: es la oportunidad de un nuevo comienzo.
El cambio personal es un proceso consciente y voluntario que busca mejorar la calidad de vida y fomentar el desarrollo individual. Este proceso se puede dividir en varias fases:
1. Inconsciencia: Negación de la necesidad de cambio.
2. Contemplación: Reconocimiento de la necesidad de mejorar, pero sin acción.
3. Preparación: Desarrollo de un plan para el cambio.
4. Acción: Implementación de cambios visibles en hábitos y pensamientos.
Ya sabemos que el éxito en este proceso depende de la disposición y el compromiso personal con nosotros mismos y quizá con el compromiso con la pareje, con un amigo o amiga, con el terapeuta o el confesor…
Cerrar y abrir ciclos es esencial para el crecimiento personal.
Cerrar ciclos implica reconocer el final de una etapa, permitiendo reflexionar sobre lo aprendido y dejar atrás lo que ya no sirve.
Este proceso puede generar duelo, pero es crucial para avanzar sin cargas del pasado.
Abrir nuevos ciclos significa recibir lo nuevo con entusiasmo, transformando la incertidumbre en oportunidades de aprendizaje y desarrollo.
Al hacerlo, nos convertimos en protagonistas activos de nuestras vidas, listos para enfrentar nuevos desafíos con gratitud y esperanza.
luisrey1@prodigy.net.mx