Reír

  • Para Reflexionar
  • Luis Rey Delgado García

Laguna /

La risa es una forma de comunicación, de acercarnos unos a otros recordándonos que estamos presentes para compartir con los demás y que no estamos solos. 

La risa ayuda a romper esquemas, prejuicios, nos da la oportunidad de abrirnos emocionalmente, mental y físicamente, por eso cuando reímos nuestra mente se relaja, es imposible reír y pensar al mismo tiempo.

Recordamos un hecho agradable, y enseguida viene a nuestro rostro una sonrisa. 

Con dicho recuerdo se pone en actividad toda una serie de músculos faciales. 

Si el hecho está presente y es muy intenso lo normal es que nos produzca carcajadas y con ello se realiza una agradable gimnasia facial que además ayudará a la musculatura del aparato respiratorio y muy especialmente a la zona del diafragma y el abdomen.

Independientemente del buen momento que estemos disfrutando mientras reímos, es importante conocer el alcance de la risa a nivel fisiológico, emocional, mental e incluso espiritual. 

La risa colabora en la oxigenación de la sangre, estimula su circulación, aumenta la ventilación respiratoria y ayuda a la limpieza y lubricación de los ojos. 

Pero no solo eso, el bazo, que por lo general registra muy poca actividad, se agita, y al bombear el corazón más sangre y a más velocidad, al pasar ésta por los nervios planos de las arterias disuelve parte del colesterol acumulado.

Tras unas buenas carcajadas sucede cierta relajación corporal y genera un estado de bienestar. 

Un minuto de risa produce los mismos efectos de relajación que una hora de yoga. 

También cabe señalar que es un poderoso analgésico, diez minutos de risa equivalen a dos horas de sueño sin dolor. Sus poderes anestésicos todavía no han sido estudiados de forma suficiente, pero se tiene casi la certeza de que una molestia o un pequeño dolor terminen por desaparecer si se los toma a broma o a risa.

La risa tiene el poder del contagio; cuando una persona manifiesta gusto o alegría acompañado de unas carcajadas es casi inevitable que las personas que están a su alrededor terminen por formar un coro de risas sin que nadie se pregunte cuál es el motivo provocador, es decir se ríe por el simple placer de reír.

Cuando se expresa sinceramente aprobación hacia algo o alguien con una sonrisa se pone en actividad la armonía cerebral, que es como decir que los dos hemisferios cerebrales trabajan recíprocamente (lo académico y artístico, lo cinético e intuitivo, los números y la imaginación) y ello favorece el humor positivo, que a su vez ayuda a la creatividad y a la originalidad del pensamiento.


Habrá que reír más seguido…


luisrey1@prodigy.net.mx

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