Escribir: el arte de sentir

Tamaulipas /

Siempre he pensado que escribir es un acto íntimo, un puente entre nuestro mundo interior y la realidad que nos rodea.

Es una oportunidad única de plasmar en palabras aquello que, a veces, ni nosotros mismos comprendemos.

Pero más allá de la técnica, más allá de la corrección gramatical, existe un poder en la escritura libre y creativa que a menudo dejamos de lado por la hipercrítica.

Nos castigamos a nosotros mismos antes de permitirnos explorar.

Es vital que aprendamos a valorar nuestras letras, no por su perfección, sino por lo que representan: un pedazo de nosotros mismos.

Cuando escribimos sobre lo que amamos, lo que nos duele, o aquello que nos agobia, algo mágico sucede.

Al transportar nuestro estado de ánimo desde el caótico interior hasta la página en blanco, nos liberamos.

Sentimos cómo la tensión se disipa, cómo la rabia o el dolor encuentran un refugio seguro en las palabras.

Escribir es construir un texto, ladrillo a ladrillo, con emociones, recuerdos y pensamientos que parecían no tener lugar.

Es un proceso que nos transforma, nos alivia y, a veces, nos sana.

No hay nada más personal y al mismo tiempo más universal que ver nuestros sentimientos plasmados, saber que hemos dejado algo de nosotros en cada línea.

Aquellos que nunca han escrito, los invito a intentarlo.

A robarle tiempo al tiempo y dedicar unos minutos a escribir, sin importar el formato ni la extensión, sino lo que sienten.

No busquen la perfección, solo busquen lo auténtico y lo sincero.

Porque en esa sinceridad radica el verdadero poder de la escritura.

Escribir es un acto sintomático, un reflejo de lo que somos y lo que vivimos.

Y no hay nada más valioso que conocernos a través de nuestras propias palabras.

No hay que olvidar que al final de cuentas: escribir es una forma de descubrirnos, de ver quiénes somos realmente.

No permitan que el miedo al qué dirán los detenga.

Al hacerlo, están perdiendo la oportunidad de conocerse, de dejar que la escritura les muestre ese espejo en el que tal vez nunca se han atrevido a mirar.

Porque, al final, escribir no es sólo un acto creativo, es un acto de valentía y autoconocimiento.

Así que, adelante, tomen el lápiz o el celular y déjense llevar.

Sus palabras están esperando ser liberadas.


  • Magda Bárcenas Castro
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