Ayer, la Junta de Gobierno de Banco de México —en su reunión de política monetaria— recortó la tasa de interés de referencia de 4.25 a 4%; la razón está en que las tasas bajas incentivan el ciclo económico. Cuando el costo del dinero es reducido, los consumidores se atreven a endeudarse más que cuando el dinero es caro. El dinero es barato cuando las tasas son bajas, y caro cuando sucede lo contrario, pero esto se tiene que medir en términos reales. Si la inflación estimada para este año es de 3.5%, el costo del dinero será más barato en cuanto se acerque más la tasa de interés a la inflación, y si el diferencial entre inflación y tasa se eleva, el dinero se encarece. Con dinero barato los empresarios se animan a pedir prestado para invertir en proyectos productivos; cuando el dinero se abarata, se aceleran los procesos de inversión.
Lo anterior es cierto, pero el costo del dinero no es lo único que la economía requiere para incentivarse, además se necesita confianza. Con su decisión, Banxico le ayuda al gobierno a bajar el costo de la deuda nueva que se contrate, y también le ayuda a los deudores que tienen créditos a tasa variable a que se les reduzca el costo de sus financiamientos, por ejemplo, para aquellos que se financian con su tarjeta de crédito (nada recomendable por las altas tasas de interés) o para quienes tienen una hipoteca a tasa variable. A todos ellos les viene bien que se reduzca dicha tasa, pero esto trae daños colaterales a la población que tiene sus ahorros y que ahora verá disminuir sus rendimientos.
En resumen, fue una buena decisión, y ahora las tasas de interés (a escala mundial) están en mínimos históricos, lo cual le da espacio suficiente a Banxico de reducir los intereses sin provocar fuga de capitales.
Por desgracia, el efecto en la economía mexicana de esta decisión no es tan contundente, pues nuestra economía está poco apalancada, porque los bancos no prestan tanto como en otros países; en EU los cambios en la tasa de interés tienen un impacto mayor que en México dado que la economía de esa nación está muy apalancada. Además, la medida no es tan importante, porque la causa de que las inversiones privadas —el motor de cualquier economía— estén estancadas es la falta de confianza y no el costo del dinero.
Lo que hace el Banco de México por la economía es digno de aplauso, pero lo que hace el gobierno es digno de preocupación, ya que debido a políticas públicas equivocadas se ha generado desconfianza entre los inversionistas, la segunda razón más importante de la recesión y de que la economía tarde mucho tiempo en recuperarse.
Si se quiere tener un país con desarrollo y bienestar es indispensable que se incentive la inversión privada nacional y extranjera; esto solo se logra con confianza, no cambiando las reglas, fortalecer el estado de derecho y bajar la inseguridad; mientras eso no suceda, la tasa de interés podrá llegar a cero y la economía seguirá estancada.
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