Curiosa la decisión de Banxico, que solo redujo en un cuarto de punto la tasa de interés. Tenía la ventana de oportunidad que le brindó la Fed, cuando la semana pasada recortó en medio punto y además mostró su intención de reducir otros 50 puntos base adicionales antes de fin de año, para terminar con 4.5 en lugar del 5.5% anterior.
La decisión no era fácil, ya que si bien se abrió esa oportunidad, la inflación en México está muy por arriba de la de EU, donde en agosto alcanzó 2.5%, con la tercera baja consecutiva, mientras que en México fue de 4.9%, casi el doble de EU. La meta de la Fed es de 2%, o sea, está a solo medio punto de alcanzarla; en México la meta es de 3% y estamos a dos puntos de ella.
La Fed tiene el doble mandato de cuidar la inflación y apoyar el crecimiento económico, pero Banxico solo tiene que cuidar la capacidad de compra y mantener los precios en un rango que no supere 3%; no tiene la obligación de alentar el crecimiento económico; eso hace una gran diferencia;, sin embargo, el instituto no es ajeno a la variable que beneficia a la población.
La oportunidad de Banxico para actuar más agresivo la encuentro en que a pesar de que la inflación no ha caído tanto, la tasa real del peso sigue por arriba de lo que históricamente hemos vivido. Si la tasa de interés hoy, antes de la baja de un cuarto de punto anunciada, era de 10.75% y la inflación de la primera quincena de septiembre marcó 4.65%, resulta que nuestra tasa real es de un poco más de 6% cuando habíamos vivido con una tasa real de 4.5%. Ahí estaba la oportunidad, pero Banxico prefirió adoptar un postura más conservadora, eso es porque su visión sobre el futuro de nuestra inflación no es tan optimista.
Veo muy débil a la economía, pues luego del repunte de 2021 y de la pandemia, lo único que hemos visto es como año con año crecemos menos. En 2020 decrecimos 8.61%, en 2021 la economía rebotó a 5.7%, en 2022, 3.9% y en 2023, 3.2% ; este año vamos a terminar con 1.5%.
El crecimiento a partir de 2021 ha bajado, y para 2025 esperamos 1.3%. Es claro que hay que hacer algo si le queremos dar la vuelta a estas tendencias negativas. Requerimos políticas públicas que alienten la inversión; sería fantástico contar con apoyos fiscales para lo mismo, pero ahí el tema es delicado toda vez que las finanzas públicas estarán muy comprometidas para el año entrante porque tenemos que reducir el déficit fiscal y los niveles de endeudamiento.
Algo que sí puede ayudar es reducir la tasa de interés. Hay que cuidar que la inflación no regrese, pero estoy convencido de que hay algo de espacio para que en las próximas reuniones sigamos por el camino de reducir las tasas.
Los beneficios de bajar los intereses serán disminuir el costo de los financiamientos para todo tipo de créditos. Menores tasas provocarán que el crédito crezca, y ni qué decir de los enormes beneficios para el gobierno al reducir el costo de la deuda pública, que está en niveles máximos. Bajar las tasas es un ganar ganar, pero obvio, sin descuidar el control de la inflación.