En términos generales, el futuro de las bolsas en el mundo —respectando particualidades— se ve razonablemente bien, y el motivo es que hay temas importantes que están por cambiar. El año pasado fue malo para todas las bolsas debido a algunos temas importantes como la inflación y las tasas de interés.
En primer lugar, iniciamos el año con la sorpresa de que la inflación en Occidente se encontraba en niveles que no se veían desde hace 40 años, tanto en Europa como en Estados Unidos y en la mayoría de los países, lo cual se agravaba cuando naciones desarrolladas como Estados Unidos todavía mantenían políticas monetarias expansivas.
A principios de 2022 la Reserva Federal de Estados Unidos seguía inyectando dinero en la economía, y no fue sino hasta marzo cuando terminó, empezando tímidamente a subir la tasa de interés en un cuarto de punto. Recordemos que la expectativa de incremento era que en ese año la tasa subiría tres veces un cuarto de punto para acabar en ese periodo en 0.75 por ciento; al final, creo que los aumentos fueron siete y la tasa de interés terminó en 5.25 por ciento.
En ese año se dieron condiciones perfectas para una crisis: inflación y tasas de interés al alza, así como bolsas a la baja, pero no fue solo eso, ya que el mercado de bonos también se contrajo, pues todo estaba acompañado de la expectativa de que el mundo entraría en una fuerte recesión.
En este momento, el futuro de las bolsas enfrenta una perspectiva distinta, y esto me permite ser optimista para ese devenir; las razones son las siguientes: la inflación tiene una clara tendencia a la baja, y es posible que las tasas de interés —en términos generales— apunten hacia abajo a partir del primer trimestre del año entrante. Además, la economía de Estados Unidos —que es la más influyente en el mundo— ha mostrado una fortaleza inesperada, con lo cual la posibilidad de una recesión mundial se aleja cada vez más.
En resumen, estamos pasando de un círculo vicioso por naturaleza negativo con inflación al alza, tasas de interés hacia arriba y recesión, a un círculo virtuoso donde tenemos inflación a la baja, tasas de interés en el mismo sentido y un aterrizaje suave de la economía sin recesión.
Otro factor que se debe de tomar en cuenta para analizar la perspectiva de los mercados bursátiles, por lo menos en Estados Unidos, es que las utilidades al primer semestre de 2023 de las empresas que cotizan en en el Standard & Poor’s fueron solo 2 por ciento inferiores a las alcanzadas en el mismo periodo del año anterior, cuando se estimaba que bajarían 5 por ciento.
Sin embargo, lo más interesante es que las proyecciones para 2024 nos dicen que las utilidades pueden crecer 12 por ciento en comparación con las que se alcancen este año; si esto se materializa, el futuro de las bolsas se ve bastante bien para el siguiente año.