En 2024 los índices bursátiles mundiales, en lo general, tuvieron buenos resultados; los mejores rendimientos se dieron en las bolsas de Estados Unidos, al igual que en las asiáticas. Los indicadores europeos también tuvieron cifras satisfactorias, pero los que sí tuvieron un muy mal comportamiento fueron los índices en México y Brasil; además el dólar se fortaleció frente a todas las monedas del mundo.
En México la Bolsa Mexicana de Valores sufrió una caída de 14 por ciento y la economía creció (los números aún no son oficiales) muy poco, apenas entre 1.5 y 1.7 por ciento, y no solo eso, la creación de empleos formales disminuyó de manera preocupante; lo peor está aún por venir, pues el crecimiento previsto para este año, según los principales analistas, está por debajo de 1 por ciento.
Lo único bueno que nos sucedió es que Banco de México sí logró contener la inflación, que seguramente terminará ligeramente abajo de 4.5 por ciento y la subyacente por debajo de 4 por ciento; por lo anterior, la tasa de interés se pudo disminuir de 11.25 a 10 por ciento, donde cerró el 31 de diciembre.
Para este año la perspectiva de la bolsa es bastante incierta, ya que puede subir debido a que está muy barata, pero también tendrá que enfrentar una economía floja y muy amenazada por políticas de Trump que nos pueden causar graves daños, como la implantación de aranceles a nuestras exportaciones hacia Estados Unidos y las deportaciones masivas que seguramente impulsará Trump desde el primer día de su mandato.
A diferencia de lo anterior, la perspectiva para las bolsas estadunidenses es razonablemente buena. No se alcanzarán los rendimientos tan altos que se dieron en 2024, donde el Dow Jones subió 14 por ciento, el S&P alcanzó 23.3 por ciento y Nasdaq 28.6 por ciento, pero en términos generales el S&P podrá crecer de 10 a 12 por ciento y el Nasdaq puede alcanzar 15 por ciento, aunque no parece posible alcanzar los números de 2024.
Por lo que respecta a Europa, la perspectiva es también razonable —en una economía que crecerá lentamente—, pero logrará evitar la recesión; las bolsas del sureste asiático, con Japón y China como anclas, también podrán alcanzar rendimientos similares a los de este año.
Hasta aquí todo parece equilibrado, pero los riesgos del entorno son enormes. Primero está el tema de la inflación, que puede resurgir, sobre todo en Estados Unidos por políticas expansivas de Trump, y en Europa por incrementos en el precio de la energía; además, la disminución en las tasas de interés posiblemente se dé en forma más lenta y se mantengan políticas monetarias que seguirán siendo restrictivas.
Por último está la geopolítica, que al día de hoy se sigue viendo complicada por las dos guerras en curso.
Así las cosas, el entorno será complicado para los índices bursátiles mundiales.