El miércoles de esta semana Banco de México publicó su informe de inflación del segundo trimestre del año, que en realidad es un análisis completo de las variables de la economía mexicana. En éste, el instituto plantea tres escenarios de crecimiento para México: el primero es que este año tengamos una contracción de -8.8% y un rebote de 5.6% para el año entrante; en el segundo escenario se contempla un decrecimiento de 11.3% para 2020 y un rebote de 2.6% para 2021 y, por último, para este año y el próximo, el tercer escenario indica una baja de 12.8% con una recuperación de solo 1.3%.
Los tres escenarios son peores a los que se planteó Banxico en su reporte del primer trimestre; a mí me parece que el más probable es el segundo, y lo preocupante no es el menos 12.8%, lo peor es que la recuperación esperada para 2021 sea tan pequeña. Siendo realistas, la economía mexicana está en malas condiciones, no solo por la pandemia que vino a empeorar el ya de por sí mal escenario que se enfrentaba desde 2019.
Además de la pandemia, que es la que mayor peso tiene para explicar el desastre económico, está el hecho de que la inversión privada está en niveles muy bajos desde el inicio de esta administración, y la inversión pública se destina a proyectos de bajo impacto y de dudosa rentabilidad, por decir lo menos.
La iniciativa privada está apática porque las señales que ha mandado el gobierno no alientan la inversión; por el contrario, parece que hay una estrategia planeada de antemano para inhibir las inversiones. Se han generado controversias por la cancelación de proyectos prioritarios para la iniciativa privada (tanto nacional como extranjera), el caso del aeropuerto de Texcoco es el mejor ejemplo, mas no el único; la tontería de hacer una encuesta ilegal para cancelar la fábrica de cerveza de Constellation en Mexicali es otro, amén de todos las agresiones contra los inversionistas de proyectos de energías limpias. Podemos escribir una página completa de las agresiones y ataques que ha recibido el sector privado sin justificación, solo con argumentos sin pruebas; así cómo se puede invertir.
En el caso de la pandemia (relevante para entender los escenarios de Banxico), el gobierno rechazó todas las ideas para paliar la crisis, la política de brazos cruzados facilitó que se perdieran un millón de empleos formales y varios millones informales; asimismo, ayudó a que miles de empresas medianas y pequeñas tuvieran que despedir a sus empleados y cerrar sus puertas.
Por lo anterior, el rebote para 2021 será pequeño. Aún ahora el gobierno sigue sin presentar uno o varios proyectos de inversión para echar a andar la maltratada economía, seguimos esperando el plan de infraestructura energética que se anunció en 2019, después se olvidó y hace unas semanas lo revivió el Presidente.
Si este gobierno piensa que la economía puede crecer sin inversión privada nacional y extranjera, se equivoca, es imposible generar empleos sin inversión, crecer sin inversión, generar riqueza sin inversión, al final es imposible darle bienestar a la gente, oportunidades, educación, condiciones sanitarias razonables, etcétera, si no hay inversión, y ésta solo se da cuando hay confianza, certidumbre y estado de derecho.
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