Cuestión de vida o muerte

Tamaulipas /

Cada fin de año, las autoridades de Tamaulipas sacan a relucir el operativo para recibir a los paisanos. Este diciembre de 2025 no ha sido diferente: se anuncia la llegada de alrededor de 400 mil connacionales por Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, con "estrategias de vigilancia y atención en carreteras" para protegerlos, orientarlos y, de paso, dar un empujón al turismo y al consumo local.

Todo suena muy bonito en los comunicados oficiales. Módulos de ayuda, patrullajes reforzados, números de emergencia... Es como si con eso bastara para que miles de familias lleguen sanas y salvas a abrazar a los suyos en Navidad.

Pero vamos a hablar claro: ¿de verdad creen que estos anuncios evitan las tragedias que se repiten año tras año? Porque diciembre en las carreteras tamaulipecas no es solo posadas, tamales y alegría; es también volcaduras, choques frontales y familias destrozadas.

Tan solo basta con ver lo que pasó apenas el diciembre pasado: la Guardia Estatal atendió 93 accidentes solo en ese mes, con 8 fallecidos y decenas de lesionados. Y eso que presumen "saldo blanco" en delincuencia. Pero el problema no son los asaltos —gracias al despliegue de seguridad—, sino negligencia de las autoridades al no hacer su trabajo para evitar lo que creen inevitable: los siniestros viales.

¿Por qué siempre termina igual? Porque los operativos se quedan en la superficie. Sí, hay más patrullas y estaciones seguras, pero ¿dónde están los retenes estrictos contra el alcohol al volante, que la Cruz Roja señala como un factor clave en estas fechas? ¿Dónde las inspecciones reales a vehículos que vienen de viajes largos desde Estados Unidos, cargados de fatiga y posibles fallas mecánicas? ¿Dónde las penalizaciones por no respetar las velocidades y no solo spots en radio, para que la gente entienda y respete?

Tamaulipas tiene un problema crónico con la seguridad vial. En 2024, el estado promedió 31 accidentes diarios, superando a entidades más pobladas. En la zona sur, la Cruz Roja reportó 27 muertes solo hasta mediados de diciembre. Y en el centro, como en la Victoria-Monterrey, los percances se multiplican con el flujo vacacional.

Los paisanos vienen emocionados, con el carro lleno de regalos y niños, después de horas al volante. Muchos no conocen o no quieren respetar el reglamento de tránsito y terminan siendo parte de las estadísticas. No obstante, no se trata de culpar a los usuarios de la vía pública. Las autoridades tienen la responsabilidad principal.

Si cada año se anticipa este éxodo masivo, ¿por qué no invertir de verdad en prevención? Mejores señalizaciones en tramos peligrosos, iluminación adecuada, mantenimiento constante de carreteras, filtros antialcohol obligatorios en accesos clave, entre otros.

Y no solo en diciembre: multas que duelan de verdad a quien viola las normas, presupuesto para mejorar la infraestructura vial poniendo al centro a los usuarios más vulnerables y políticas públicas que coadyuven en la reducción de los accidentes de tránsito.

Los paisanos merecen más que una bienvenida con folletos y café gratis en los módulos. Merecen llegar vivos. Mientras los operativos sigan siendo más foto que acción concreta, estos anuncios serán solo eso: palabras huecas ante el dolor de familias que pierden a un ser querido justo cuando iban a celebrar. Urge que las autoridades pasen de los discursos a los hechos. No por estadísticas bonitas, sino por vidas humanas. Este diciembre, ojalá sea diferente. Pero para eso, hace falta que hagan su trabajo de una vez por todas.


  • Marcela Brown
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