Ralph y Rodolfo Corazón: rostros de la crueldad animal

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Según Mahatma Gandhi “la grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgada por la forma en que sus animales son tratados”; cito su frase a raíz de dos acontecimientos relacionados con ella, los cuales han incendiado las redes sociales durante estos últimos días y me dejan pensando acerca del mundo en el que vivimos.

El primero de ellos se trata del video “Save Ralph”, el cual se ha viralizado para mostrar todo lo que hay detrás de la producción de cosméticos que son probados en animales. Se trata de un cortometraje de ‘stop-motion’ que expone las consecuencias que tienen los procedimientos usados en animales para la creación de maquillaje y otros productos de belleza e higiene personal.

Sin duda, es un video que nos puso a reflexionar a todos los que le vimos, incluyéndome, pues es narrado en primera persona por un conejo que explica todo lo que tiene que pasar en lo que él considera “su trabajo” como animal de pruebas de laboratorio, evidenciando con ello la crueldad animal que hay detrás de ese mundo.

Y, por otro lado, tenemos el caso de Rodolfo Corazón, un perro que fue asesinado a machetazos en Los Mochis, Sinaloa, por presuntamente haber mordido a la novia de quien lo asesinó.

Ni siquiera pude, ni puedo ver el video donde se muestran los hechos, porque no aguantaría ver tan atroces escenas, pero según distintos medios de comunicación y usuarios de internet, Rodolfo Corazón, como lo apodaban las personas que le daban de comer, era un perro juguetón que no le hacía daño a nadie, el cual fue buscado por su agresor hasta que éste le provocó la muerte.

No ahondaré en los detalles porque no es de mi interés generar morbo y porque me niego a indagar más sobre un caso que me quiebra, pero lo que sí me interesa es poner sobre la mesa el tema donde ambos casos se relacionan, el cual nos debiera importar a todos por igual: la crueldad animal y cómo está tiene relación con la violencia social que nos afecta a diario, nos demos cuenta o no.

Tanto las pruebas en animales como el asesinato de estos (como lo que pasó con Rodolfo) exponen de cierta forma cómo el maltrato animal es un factor que predispone a la violencia social, y al mismo tiempo, también es una consecuencia de la misma.

Tal vez para muchos el “testeo” en animales sea un asunto menor que difícilmente se pudiera relacionar con la violencia social, pero los impactos medioambientales y sociales ocultos en ello, también generan violencia, por lo cual debemos exigir que se erradique, tal y como ya lo han hecho diversas empresas consideradas a la fecha como “cruelty free”.

El no sentir empatía hacia otros seres vivos y abusar, torturar o asesinar a un animal puede ser una señal de alerta hacia la violencia humana puesto que quienes practican estos actos muy posiblemente pueden cometerlos hacia otras personas.

Es por eso que debiera preocuparnos y ocuparnos a todos lo que está ocurriendo en el mundo respecto a este tema, exigiendo justicia y prácticas éticas, tal y como ya lo están haciendo muchas empresas consideradas actualmente como “cruelty free” (pueden apoyar firmando la petición para acabar con esta práctica: www.bit.ly/SaveRalphMx).

Respecto al caso de Rodolfo, ojalá las autoridades sinaloenses tomen cartas en el asunto y se haga justicia, sentando un precedente para evitar que más animales pasen por lo mismo.

  • Marcela Brown
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