Se equivoca quien piensa que la pobreza se determina sólo por la falta de dinero.
En términos contemporáneos ser pobre significa, sobre todo, la imposibilidad para acceder a determinados derechos como la salud, la vivienda digna o la alimentación.
Por esa razón, la simple transferencia de recursos económicos a la población vulnerable no resuelve el problema.
Hoy los mexicanos que viven en condiciones de pobreza reciben más dinero; pero no son menos pobres, todo lo contrario.
La razón es que antes, aunque con menos recursos, recibían algunos servicios como el de las guarderías, que resolvían algunas de sus necesidades específicas.
Hoy deben gastar más de su dinero porque, por ejemplo, los servicios de salud pública se volvieron inaccesibles para los sectores más vulnerables de la sociedad.
Hoy una buena parte de la población que vive en condiciones de pobreza es empujada a acudir a servicios privados de salud, en particular, a los consultorios anexos a las farmacias porque la supresión del Seguro Popular y el fallido intento de sustituirlo por el INSABI en plena pandemia ha dejado sin ese derecho a miles de mexicanos.
La Asociación Nacional de Farmacias de México, reporta la atención de un promedio de 300 mil pacientes diarios a nivel nacional.
Llegan allí porque les arrebataron el derecho a recibir atención médica gratuita.
Y aunque todos sabemos que hay quien manejan "otros datos", lo cierto es que renglón por renglón los pobres son más pobres de lo que eran antes.
Tal como señala el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2020 del CONEVAL, a la intención anunciada de reducción de la pobreza no se la hace acompañar de acciones de prevención, mitigación y atención de los riesgos que enfrenta la población vulnerable.
Y es que, lo que el gobierno federal intenta, es crear una mayor dependencia; porque si alguien está mejor alimentado, es más sano y tiene mejor educación, deja de ser manipulable.
Tiene toda la razón el presidente López Obrador cuando dice que hay que atender primero a los pobres.
La pregunta es, de verdad, ¿cuándo piensa comenzar?