Esperanza para México

  • Torre Azul
  • Marcelo Torres Cofiño

Laguna /

El presidente López Obrador no se equivoca cuando dice cosas tipo: "clasificación de feminicidios comenzó con nosotros" u "organizaciones de derechos humanos guardaron silencio ante masacres del pasado". 

Tampoco se confunde cuando critica el "financiamiento extranjero que recibe Artículo 19" ni cuando afirma que "quienes trabajan en esa organización son todos conservadores que están en nuestro contra". 

Confundirse o equivocarse es propio de quienes actúan de buena fe. 

Pero lo de AMLO es otra cosa.

López Obrador busca calentar el ambiente electoral. 

Su interés es provocar para que México se divida en dos bandos que entren en una clara confrontación, bajo el supuesto de que así, la 4T, recibirá más votos. 

No le importan las consecuencias de sembrar odio. 

De hecho, le urge que "el enemigo del pueblo sabio y bondadoso" tenga nombres y caras concretas. 

Para poder, así, arengar a sus huestes a la guerra.

Como el populista que es, López Obrador se hace poderoso en la medida en que siembra el odio entre quienes lo apoyan y los que lo adversa. 

Por eso es fundamental no caer en su trampa. 

Hay que entender que unidos los mexicanos valemos más. 

Necesitamos, todos, trabajar para crear mejores condiciones de vida, independientemente de las filias y las fobias partidistas de cada uno.

Entiendo que hay una historia larga de agravios contra muchas y muchos mexicanos que, en su mayoría, han tenido que pasar por injusticias y despojos. 

Pero también es cierto que cambiar de abusadores en el gobierno no va a resolver el problema de fondo. 

Hay que terminar con los abusos y eso no sucede si el poder político es entendido como un arma para la venganza y menos aún como un medio para llevar a la guerra entre compatriotas.

Negar que hay razón entre quienes sienten rencor y enojo por la falta de oportunidades, por la corrupción y los abusos del pasado es una necedad. 

Pero también lo es el aceptar que todos esos males continúen - incluso peor- sólo porque los realizan otros. 

Si logramos aceptar eso como punto de partida, entonces, hay esperanza para México.



Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS