No es el qué, son los cómo

  • Torre Azul
  • Marcelo Torres Cofiño

Laguna /

No conozco a ningún habitante en el país que no aspire a que México sea más justo y equitativo para todos. 

Nadie aquí niega la necesidad de que haya una mayor riqueza ni de que ésta se distribuya de forma tal que eleve la calidad de vida de todos, reduciendo a su mínima expresión los niveles de marginación y pobreza. 

Todos aspiramos a ser ejemplo mundial de bienestar y prosperidad generalizados.

Para lograrlo, sé que millones de electores depositaron sus esperanzas en López Obrador, en parte molestos por las torpezas y las corruptelas de los gobiernos anteriores, y en parte, ilusionados con las artimañas ilusorias de quien ofreció transformar México en un día. 

Entiendo que muchos hoy, a pesar de todo, mantengan la esperanza de que el presidente les cumpla; y comprendo a quienes comienzan a sentirse desamparados, ante la falta de resultados.

Pero, la falla de unos políticos, incluso si fuera la mayoría, no debe llevarnos a renunciar a nuestro anhelo de un México mejor. 

Yo estoy seguro de que, si mantenemos la unidad en torno a los propósitos, vamos a tener grandes logros. 

Porque las diferencias no están del lado de los deseos y los anhelos, sino en torno a los caminos que debemos seguir para hacerlos realidad.

Mienten, por ejemplo, quienes sostienen que nos molesta que las personas de la tercera edad tengan más recursos para cubrir sus muchas necesidades. 

Eso es absolutamente falso. 

Con lo que no coincidimos es con el medio a través del cual se les está otorgando recursos, porque ese tipo de mecanismos asistenciales sólo disfraza los síntomas, pero no atiende la enfermedad que los ocasiona. 

Peor todavía: se utilizan para incentivar el voto para el partido en el poder y no para realmente sacar de la pobreza a la gente.

Sí es posible que las personas de la tercera edad, y todos los demás grupos vulnerables, vivan mejor en México. 

Tenemos que fomentar un capitalismo responsable, un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible y una democratización amplia de las oportunidades escolares, laborales y de negocios. 

No nos confundamos: no es el qué, son los cómo.



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