Cada año me queda claro que México es un país resiliente, resiliente a sus malos gobiernos, resiliente a los desastres naturales, resiliente a la violencia y a muchas situaciones que ya habrían acabado con cualquier país con menos población que el nuestro.
Y eso me hace reflexionar respecto a la grandeza de quienes habitamos éste México, que de no ser por el esfuerzo diario por hacer de nuestra vida una mejor y con ello un mejor país hoy estaríamos tocando la bancarrota de la derrota y la desesperación que nos llevaría sin el menor recato a una crisis interna que milagrosamente no ha estallado.
El año que se va, nos deja una gran cantidad de lecciones que debemos tener en cuenta: la popularidad de alguien no es sinónimo de calidad y podemos tener los gobernantes más populares pero, no necesariamente son los mejores gobernantes, pues no es lo mismo un político conocido y reconocido, que uno capaz, eficiente y, por ende, respetable.
Que nuestra democracia y la solidez de las instituciones han resistido embates provenientes del capricho de quien desearían un país sin ataduras legales para hacer lo que le venga en gana sin rendir cuentas a nadie, que la borregada está más viva que nunca, mutando de una piel tricolor a otra del color guinda de la 4T.
También nos deja claro que el raciocinio de la mayoría en el Poder Legislativo federal se limita solo a ser caja de resonancia de los discursos emitidos desde el púlpito nacional repitiendo lo que en el ADN de la clase política parece estar escrito, primero mis jefes y luego los ciudadanos.
Nos deja que tenemos una oposición muy lejos de haber aprendido la lección comportándose como cuando fueron gobierno y cometiendo los mismos errores de siempre, lo que no deja la menor duda de que a poco más de año y medio de la elección presidencial llegan más débiles que nunca, y la política no es de milagros sino de acciones… en fin.
Felices Fiestas y le deseo lo mejor en este año que viene… nos vemos en 2023, En Frecuencia.
miguel.puertolas@milenio.com