Me parece que en nuestro país son dos conceptos importantes que difícilmente van de la mano, es triste pero como ciudadanos nos acostumbramos a exigir a las autoridades el cumplimiento de sus responsabilidades pero pareciera que no aplica cuando se trata de exigirnos a nosotros mismos el cumplir con las nuestras.
El asunto es tan sencillo como el del siguiente ejemplo, en una esquina cualquiera a alguien se le hace fácil tirar una bolsa llena de basura, para empezar no es un lugar para depositar desechos y ya infringimos el reglamento, pero luego al paso de las horas se suman más vecinos de este lugar pues al ver esa bolsa de basura y percibir que no hay sanción alguna, además de la facilidad con la que puede dejar de respetar las reglas al paso de las horas vemos una montaña de basura ¿De quién es la responsabilidad que esa basura se quede ahí si no es un lugar para depositar desechos?
Otro ejemplo cotidiano, en algún momento a alguien por flojera, o simplemente por que le importa poco quién más circule por ese lugar a alguien se le ocurre que es buena idea encender las luces intermitentes de su vehículo y se estaciona en una línea amarilla, entonces se genera un caos vial y lo primero que se dice es ¿y dónde está el tránsito? en lugar de simplemente respetar el reglamento que indica que toda línea amarilla es un lugar prohibido para estacionarse, lo mismo pasa con las boyas, lo mismo con los lugares de estacionamiento para discapacitados.
No es que falten elementos de tránsito que en el mejor de los casos en una gran ciudad rondarán en los 600 contra cientos de miles de automovilistas que no respetan el reglamento. Nos quejamos del desorden pero no queremos seguir las reglas, nos quejamos de la corrupción pero no nos gusta hacer fila esperar el turno y ser un poco corteses a la hora de manejar y ceder el paso, no será bueno tal vez preguntarnos ¿estamos como estamos gracias a cómo somos?
Claro que hay que exigir a las autoridades que cumplan con sus responsabilidades, claro que hay que estar atentos al buen manejo de los recursos, pero para exigir tendríamos que ser mejores ciudadanos, es triste pero en retrospectiva al final terminamos criticando conductas que difícilmente luego estamos dispuestos a dejar. Hay que empezar por nosotros.
Si queremos hacer de este mundo uno mejor mirémonos a nosotros mismos y hagamos el cambio… no lo esperemos de la promesa de ningún político. _