Ayer quedó de nuevo evidente el poderío de las grandes corporaciones dedicadas a las redes sociales, y claro nuestra dependencia ya natural al uso de herramientas tecnológicas para comunicarnos, podríamos decir que este lunes vivimos un cataclismo tecnológico con la caída de tres de las redes más usadas y todas son propiedad de Facebook.
Nada que no pudiera salvarse, pero quedó de manifiesto que el mundo se detiene por segundos en el momento en que no podemos enviar ni recibir un Whatsapp, hoy estas herramientas son sin duda parte de nuestra actividad diaria y de pronto nos vimos sumidos en un estrés que habría sido inexplicable apenas hace una década.
El efecto que tiene esta ausencia de podernos comunicar a través de lo que se ha convertido en una extensión del ser humano como es el teléfono móvil, o celular ha terminado incluso por acuñar el término nomofobia cuya raíz se deriva del inglés no-mobile-phone phobia, es decir el pavor que nos genera el quedarnos fuera del mundo virtual.
Alguna mediciones conservadoras estiman un promedio de cuatro horas frente a la pantalla del celular si a eso le sumamos aproximadamente unas 5 horas que pasamos frente a una pantalla de computadora estaríamos hablando de entre 8 y 9 horas en el mundo virtual, es decir la tercera parte de nuestra vida ya no está en el mundo real.
No cabe duda que el uso diario y continuo de internet, las redes sociales, o dispositivos móviles entre los que se incluyen las tablets o smartphones hace que nuestra salud se vea afectada. Se tiene detectado cómo la necesidad de aprobación por ejemplo ha llevado a los humanos a depender de los famosos likes a imágenes o escritos con los que se busca la aprobación de lo que hacemos y resulta que esto se convierte en una necesidad casi apremiante para muchos.
Pero además no solo la comunicación humana cada vez se desplaza más hacia lo virtual, pues no podríamos imaginar lo que sería hoy nuestra vida sobre todo en una crisis provocada por la pandemia de no existir la posibilidad de interactuar a través del internet. Quedar fuera de toda esta tecnología significa un cisma en la sociedad actual, y parece que hoy no hay nada que nos vaya a regresar al mundo real.
Miguel Ángel Puértolas
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