Los 7 de la 4T

Hidalgo /

Nació como un movimiento, se transformó en un partido político y luego en un dogma: la cuarta transformación, o como muchos resumimos el concepto en la 4T, que el fin de semana cumplió 7 años de su llegada al poder y hoy se encuentra en una especie de punto medio: un proyecto político que logró mover al sistema, pero que también enfrenta grietas profundas que ya no se pueden ocultar.

La casualidad no aplica, tanto en sus logros como en sus yerros  ambas cosas conviven y definen el momento actual. Del lado luminoso, la 4T consiguió algo que parecía imposible durante décadas: elevar el salario mínimo a niveles dignos. Esa decisión, acompañada de una expansión histórica de los programas sociales, permitió que millones de personas tuvieran un piso más firme.

La pobreza extrema efectivamente retrocedió en los primeros años y el Estado logró recuperar protagonismo como motor de infraestructura pública, después de largos periodos de austeridad crónica. En medio de crisis globales, México mantuvo estabilidad económica, un peso fuerte y cifras récord de inversión extranjera.

Pero los claroscuros son igual de contundentes. La seguridad pública sigue siendo la herida abierta de la vida nacional. Homicidios, desapariciones y territorios capturados por el crimen organizado continúan marcando el día a día de regiones enteras. El poder político se ha centralizado. Hay debate respecto al protagonismo creciente de las Fuerzas Armadas y un sistema de salud que no termina de cuajar.

Quizá lo más evidente en la vida diaria, el país se ha polarizado, además que la 4T, a diferencia del régimen más largo el del Partido Revolucionario Institucional, sigue dependiendo en buena medida de un liderazgo personal más que de instituciones. Y justo ahí es donde se vuelve incierto su futuro a largo plazo.

Como en su momento se dijo, el objetivo era “hacer historia”, y sin la menor duda el movimiento lo ha logrado, pero escribir la historia de México va más allá de haber sembrado esperanza y los ciudadanos esperan que esa transformación sea para bien de todos.

La 4T logró mover al país. Ahora el reto es que ese movimiento no solo entusiasme, sino que también repare, construya y trascienda. Porque transformar no solo significa cambiar el rumbo, sino hacer que ese rumbo funcione para todos.


  • Miguel Ángel Puértolas
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