El aplausómetro de la bancada de Morena y sus aliados luego de abrir el cerrojo que se tenía a las iniciativas del presidente saliente Andrés Manuel López Obrador está a la orden del día, que si la reforma al Poder Judicial, que si el pase de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, son motivo de celebración y choque de copas entre la borregada de la 4T, la borrachera podrá estar muy buena pero a toda libación desbordada viene la resaca como cobro de factura.
Y sí, vivimos en un país con una violencia desbordada porque simplemente no se emprendieron las acciones correctas para reducirla, y con los yerros celebrados por el oficialismo, empiezan a cavar una zanja aún más profunda que la que pareciera se cavó en el sexenio de Felipe Calderón, con la declaración de guerra en contra de los grupos que integran la delincuencia organizada en el país.
La factura será aún más cara dada la irresponsabilidad con la que se está llevando el grave conflicto que padece México y la primera prueba que nos hablará de que solo les importa imponer la ley “porque para eso nos dieron la mayoría” es que no habrá por ejemplo más recursos para el Poder Judicial, eso sí mucha reforma, mucho caos, pero no más dinero para contratar jueces o construir más juzgados.
En México se extinguió la posibilidad que los ciudadanos cuenten con una policía civil que actúe con directrices de seguridad pública, ya lo era de facto desde que se creó la Guardia Nacional, los abusos serán juzgados a la sombra de la justicia militar, un ejemplo claro es que nadie supo qué pasó finalmente con los elementos que fueron sorprendidos previo a la ejecución de 4 mujeres y dos niños en León.
El sexenio cerrará con la mayor cantidad de homicidios para una administración presidencial, digan lo que digan la realidad que hoy nos golpea la cara es mucho más grave, ya nació una generación para la que las palabras ejecutado, sicario, narco ya son parte de su vocabulario.
Ya pasaron los comicios, pero parece que la borrachera electoral se ha prolongado, la seguridad sigue siendo el talón de Aquiles y ojo la resaca puede terminar en una congestión… Al tiempo.