Debo reconocer que la actual administración federal tuvo un gran acierto en la relación bilateral con el presidente saliente Donald Trump, una en la que como nunca hubo respuesta a peticiones hechas por el gobierno mexicano a la administración saliente, cuando no tenía una sola obligación de ceder.
Se le dio celeridad a la ubicación y puesta ante la justicia de dos objetivos primordiales para el gobierno mexicano como el ex gobernador César Duarte, acusado por desvío de recursos y uno de los principales aliados del ex presidente Peña, a quien por cierto ya dejaron por la paz (por el momento) y difícilmente sentarán en el banquillo de los acusados.
El otro objetivo clave para mantener un amago a la administración de Felipe Calderón, era el ex secretario de Seguridad, Genaro García Luna, también detenido en Estados Unidos, donde aparentemente tendría un resguardo y cuya situación cambió con la llegada de Trump y la buena relación con Andrés Manuel López Obrador.
Hubo una respuesta rápida del gobierno mexicano quien a solicitud de un Trump amenazante, pidió que el país dejara atrás su política de puertas abiertas a la migración indocumentada, pasando a un cierre total de sus fronteras que impide el paso de centro y sudamericanos especialmente.
Los insultos hacia México descendieron, se esfumó el discurso incesante de que nuestro país pagaría el muro fronterizo, que solo se retomó con fuerza durante la campaña por la presidencia. En correspondencia no se reconoció inmediatamente el triunfo de Joe Biden, como lo hicieron la gran mayoría de los líderes mundiales.
Tal vez el ejemplo sublime de esta relación fue la entrega de un prisionero mexicano a la justicia de nuestro país, del tamaño del ex secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, hecho histórico para México, pues siempre nos había tocado entregar prisioneros mexicanos solicitados por la justicia estadunidense.
La pregunta es: ¿qué tan perjudicial será esta buena relación con Trump a la llegada de Joe Biden que rinde protesta pasado mañana como presidente de los Estados Unidos?
El tiempo y a destreza del gobierno federal, lo dirán.
Sin duda habrá mexicanos que llorarán a Donald Trump.
miguel.puertolas@milenio.com