La marea azul

Puebla /

En muchas ciudades del país, y Puebla no fue la excepción, se llevó a cabo la Marcha por la Democracia o también llamada "marea rosa", que en la realidad se convirtió en el cierre de campaña de algunos candidatos de oposición.

Los integrantes de la alianza PRI-PAN-PRD se adueñaron de un movimiento que de origen era ciudadano, para convertirlo en un acto partidista, y peor aún en un evento proselitista que en mi personal punto de vista le resta algo de credibilidad.

En la capital poblana fueron miles de asistentes (30 mil manifestantes según los panistas). Al ver las imágenes del evento, queda claro que fue una movilización multitudinaria y que a no ser por la presencia de los candidatos, hubiera sido todo un éxito en términos de la convocatoria.

Como ciudadano estoy de acuerdo en este tipo de iniciativas que sirven de un contrapeso a los actos promovidos desde la conferencia mañanera, con cualquier pretexto, y para celebrar logros que solo ellos observan.

Diría La Chimoltrufia, personaje de Florinda Meza, como digo una cosa digo otra. Los políticos echan a perder lo que pudo ser un gran movimiento de los mexicanos que no están de acuerdo con las cosas que se hacen mal en este gobierno.

En su oportunismo, se quieren colgar de una demanda legítima de manifestarse en las calles, aunque a mi entender el timing no fue el mejor porque es inevitable contaminar el ambiente electoral.

Les faltó algo de prudencia para no caer en la tentación de apropiarse de una concentración que debió ser apartidista, y esa avaricia los llevó a invadir el espacio de la sociedad. Habría que preguntar a los participantes si están de acuerdo en eso.

Desde la trinchera del periodismo, nos congratulamos de que la gente salga a las calles a expresarse, y que sean en cantidades extraordinarias como las que se pudo reseñar en varias ciudades de nuestro territorio nacional.

Me gustaría que esas mismas ganas se vean el próximo 2 de junio en las urnas, porque cuando los ciudadanos salen a votar los gobernantes en turno nunca salen bien librados.

Los organismos ciudadanos deben canalizar toda esa energía contenida, sin invadir el sagrado derecho de los mexicanos a rechazar imposiciones, por el simple hecho de externar cuando algo no les agrada. Esa es la auténtica democracia.


  • Miguel Ángel Vargas
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