Me di cuenta que algo estaba realmente mal con mi cuerpo cuando murió mamá y yo ya llevaba dos meses sin menstruar.
Desde que empecé a acompañar mi ciclo con el ciclo lunar yo era sumamente regular, sangraba en luna llena o en luna menguante, sabía exactamente cuando estaba ovulando y cuando debía bajar el ritmo.
Atribuí la ausencia de sangrado al duelo y la tristeza, el útero estaba tratando de protegerse, me dije.
Útero es Madre, Útero es hogar, Útero es centro creativo de toda la existencia femenina.
Era lógico que estuviera en ruinas, sufriendo y doliéndose por la perdida.
Luego tuve la menstruación más dolorosa que había tenido jamás, provocándome llanto al mirar la enorme cantidad de coágulos, una sensación de vacío y horror al sentir la sangre caliente en mis manos, negra, no roja, negra, como si me estuviera purgando de algo altamente nocivo; la hinchazón vaginal, la alergia persistente que me dio una semana antes y una después.
Me di cuenta también que mi deseo sexual se había ido. Tenía meses sin aparecer, después de una rutina saludable y una excelente relación con él, con la consciencia plena de cuando estaba en mi pico más alto de sensibilidad para el placer y la creación.
Fui sumando dos más dos y finalmente acepté que NO era solo el duelo.
Así me enteré que tenía SOP.
Detonó, claro, por el estrés y así, años de trabajo con mi luna y mi ciclo de fueron al caño.
Ya no sé en qué fase de mi ciclo estoy, ya no ovulo normalmente.
Solo puedo esperar que esto se estabilice pronto y pueda volver a disfrutar de la sincronicidad entre mi menstruación y el ciclo lunar.
Era todo muy fácil, amable y mágico.
Esta desconexión y este desconocimiento me ha hecho sentir como caminando a sola y descalza a través del bosque.
Me tocó cosechar descalza, ciega y sosteniéndome el vientre, en vez de llenar los brazos de los frutos de la siembra.
La magia no es lo mismo cuando mi útero y yo nos hemos vuelto extraños, cuando mi hogar y el de mis sueños están cayéndose a pedazos, asustado y sin saber cómo remediarlo.
El SOP para mí no es solo una enfermedad que se debe abordar con medicamentos, ejercicio y alimentación, es una fluctuación mágica, una falla en el ciclo, una entidad que ha debilitado mi fortaleza energética al mantenerme en la oscuridad respecto al funcionamiento de mi magia y mi cuerpo.
Cuando me preguntan las mujeres como pueden acceder a la magia, les respondo siempre que lo esencial es comprender nuestra ciclicidad y la de la luna.
Una relación más consciente con nuestro ciclo ovulatorio es la clave de la magia femenina y no importa cuántas veces nos tratemos con indiferencia, siempre se puede volver a la atención plena.