Este domingo fue el cuarto de Adviento en el camino a la Navidad, que celebraremos el próximo jueves, mientras que al año le quedan solo nueve días, por lo que entramos en lo que para muchos es la temporada más festiva del año, aunque para otros lamentablemente no lo es así.
Independientemente de credos y religiones, se celebre o no la Nochebuena y la Navidad, las últimas dos semanas del año suelen ser las fiestas más alegres en el mundo, en las que agradecemos lo vivido en el año y nos preparamos con optimismo para el nuevo que está por llegar.
Más allá del consumismo expandido, la magia de la temporada, las costumbres y las tradiciones en torno a esta época la hacen una de las más coloridas del año.
Estamos terminando un 2025 para muchos como un año de cierre de ciclos o de transición entre el final y el inicio de nuevos proyectos y rumbos, para algunos muy satisfactorio, para otros complicado y para unos más, realmente negativo.
Como dice el refrán que todo depende del color del cristal con que se mire, la realidad es que en el calendario grecorromano un año está concluyendo y en menos de dos semanas estaremos estrenando el 2026.
Por ello me parece que cuando nos deseamos felices fiestas y que la paz abunde en estas fechas, lo hacemos desde el sincero deseo que todos tenemos de hacer un alto, suspirar, entrar en calma y tratar de ordenarnos en todos sentidos.
Particularmente, desde hace una década aproximadamente, con mis consultantes, aprovechamos esta temporada para agradecer un ciclo que cierra, reconocer lo vivido y visualizar lo que deseamos para el nuevo calendario.
Son fechas cargadas de energía y de emociones en las que debemos de tratar de estar centrados, sin dejar de vivir la alegría de las fiestas, pero con la prudencia y la moderación de la que aquí en este espacio hemos escrito en otras ocasiones.
En lo personal, tengo mucho que agradecer y bendecir por todo lo vivido y con gran fe, esperanza y optimismo, espero un 2026, todavía mejor.
Lo mismo deseo para cada uno de mis lectores. Felices fiestas, feliz vida y feliz, 2026. ¡Nos leeremos hasta entonces!