Reflexiones adictivas del Súper Bowl

Ciudad de México /

Apenas termina el Súper Domingo que es uno de los programas televisivos más vistos a nivel mundial en televisión y redes sociales, los aficionados de los Jefes seguro estarán siguiendo la fiesta aprovechando el puente laboral en México, mientras que los de los 49’s estarán apenas digiriendo la derrota y los que sólo esperaban el espectáculo de medio tiempo seguramente seguirán comentando las actuaciones de Shakira y J Lo, además de repetir el número una y otra vez en múltiples plataformas de video.

Mientras veía el Súper Bowl y los anuncios de apuestas, pensaba en aquellos que, como escribí en reciente colaboración, padecen de ludopatía y para quienes esta fiesta internacional es casi prohibida o al menos un gran detonador de su adicción al juego.

Pensé entonces lo maravilloso que es vivir un Súper Tazón libre de adicciones, en cualquiera de las dependencias que rodean a este deporte y particularmente este evento tan esperado por millones de aficionados en todo el mundo.

Me disponía a comenzar a teclear las primeras palabras de este artículo cuando escuché a uno de los comentaristas del canal de televisión en que sintonicé el evento, referirse al entrenador en jefe de Kansas City a quien su carrera deportiva le hizo justicia y finalmente logró ganar el máximo galardón de la NFL y que me dio al menos una idea adicional para redondear esta colaboración.

Andy Reid, quien a partir de este 2 de febrero será recordado como ganador del Súper Tazón 54, ha tenido una historia personal que incluye a un hijo muerto por sobredosis accidental de heroína en 2012, después de muchos años de padecer la adicción e incluso estar preso por varios delitos.

Así, la vida del ahora feliz Head Coach de los Jefes de Kansas City, seguramente en algún momento será también de testimonio de fortaleza de alguien que padeció de manera cercana la adicción mortal de un hijo, paradójicamente en una familia donde el deporte ha sido fundamental y parte de la historia de los Reid.

Digo paradójicamente, con todo respeto, debido a que si bien el deporte es un factor de prevención y protección en contra de las adicciones, mientras veía el juego reflexionaba lo que siempre he sostenido de que la educación y la cultura física al estilo clásico griego, ocasionalmente nada tiene que ver con la comercialización e industrialización del deporte profesional en torno al cual rondan oscuras historias que hacen perder el lema de mente sana en cuerpo sano.

Lamentablemente en el fútbol americano como en diversos deportes profesionales, quizás por la presión social y mercantil a la que son sometidos los atletas, abunda desde el uso desmesurado de esteroides anabólicos hasta el consumo de otras drogas entre los protagonistas y vidas personales que no corresponden a los héroes míticos que aparecen en la televisión.

Aclaro que no es una generalidad y que quizás sean los menos, aunque finalmente como especialista en adicciones hoy me he atrevido a pensar en que la enfermedad no respeta ni siquiera estos sectores que deberían ser virtuosos y saludables.

Adicionalmente siempre me he preguntado y no es que sea moralista o que quiera adoctrinar a alguien, darme golpes de pecho o negarme a reconocer los usos y costumbres sociales en los que he crecido y en los que vivo, aunque en mi mente siempre ha rondado la pregunta del por que para ver un deporte profesional se promueven el uso del alcohol, de las apuestas y toda una parafernalia completamente ajena a la salud.

Recordé la anécdota de alguien que me compartió que en alguna ocasión tuvo oportunidad de acudir a un Super Bowl en compañía de un familiar, quien para el segundo cuarto ya estaba completamente alcoholizado y no recuerda ni cómo se desarrolló el juego, como seguramente este domingo muchos que lo vieron por televisión lo habrán vivido así exactamente.

Eso sin contar las historias de algunos de mis consultantes que reconocen que para ellos, ver los juegos de la NFL, es la ocasión propicia para tener un momento de consumo de marihuana en compañía de los amigos.

Estas reflexiones me hicieron pensar y desear que mis lectores hayan tenido un Súper Tazón libre de adicciones y en caso de que esta fiesta haya sido desastrosa para alguien, quizás sea el momento de canalizarlo a donde se le pueda ayudar a vivir estas fechas y estos momentos sin consumo de alcohol, drogas o conductas adictivas.

Nos leemos la próxima semana.

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