A propios y extraños les sigue causando rareza el significado del mensaje del comisionado nacional contra las adicciones, Gady Zabicky, de quien en días pasados circularon publicaciones en las que da un giro al debate de la legalización de la mariguana en México al establecer que, en lugar de pensar en la prohibición de su uso recreativo, el cual considera “inocuo” después de los 25 años, se debe propiciar el “uso adulto” de la sustancia después de los 21.
Los críticos señalan que el psiquiatra que recién ha tomado las riendas de la Conadic, está anulando trabajos e investigaciones de muchos años sobre el consumo de la mariguana en personas, además de que podría caer en conflicto de intereses luego de ser reconocido de siempre como promotor de la despenalización de esta droga, antes de tomar las riendas en esta materia en el gobierno de la República.
Una de las flaquezas de su opinión, señalan, es que si la solución al abuso y dependencia se tratara de legalizar la sustancia sólo para adultos a partir de los 21 años, contrastaría con la realidad que indica que en el país, el alcohol y el tabaco se consumen por adolescentes desde los 12 o 13 años, cuando se supone que son prohibidos para ellos, además de que precisamente el cannabis como droga de consumo actualmente ilegal, también es ingerida por menores de edad en cantidades preocupantes, según la última encuesta nacional de adicciones 2016/2017, lo cual hace suponer que si se legaliza aunque sea sólo para mayores de edad, estaría más al alcance de cualquiera, desde la niñez o adolescencia.
Causa confusión que por un lado se hagan estas declaraciones y por otro se convoque a una campaña social incluyente “Juntos por la paz”, como eje principal del programa federal contra las adicciones, que tampoco queda claro si será solo una estrategia publicitaria o incluirá todos los ejes mencionados en su lanzamiento entre ellos el de la prevención universal.
Parece ser que los responsables en el actual gobierno federal están confundiendo lo que es la lucha contra el narcotráfico, que es un tema de seguridad nacional, con el tema del uso, abuso y dependencia de drogas, que es de la cartera de salud pública y que tiene otros objetivos, por lo que no deben mezclarse ni los discursos, ni las estrategias, toda vez que en materia de adicciones lo que ocupa y preocupa al sector es cómo frenar el consumo en menores, de tabaco, alcohol y mariguana entre las drogas de mayor circulación, así como detener el crecimiento exponencial que otros psicotrópicos están teniendo en nuestra sociedad.
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