La 4T acelera en la Fórmula 1. El viernes pasado la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, giró instrucciones a su equipo para otorgar todas las facilidades que garanticen la permanencia de este espectáculo por varios años más; especialmente, por los casi 20 mil millones de pesos de derrama económica en tan solo un fin de semana.
La regla que Brugada mantiene para este proyecto es la que implementó su antecesora, Claudia Sheinbaum, de no destinar al Gran Premio un solo peso de recurso público; la inversión total debe provenir de los patrocinadores. Y también se sostiene la indicación a los funcionarios públicos para no hacerse visibles en el autódromo Hermanos Rodríguez.
La jefa de Gobierno quedó impresionada al dimensionar plenamente la magnitud del mismo y sus beneficios, con una ocupación hotelera por arriba de 95 por ciento y visitantes de alto poder adquisitivo que abarrotaron restaurantes y centros turísticos. La cifra oficial de asistencia durante el fin de semana es de 404 mil 639 personas, batiendo un nuevo récord.
Se corre el riesgo —dicen los expertos— de que éste haya sido el último GP de México con participación de Sergio Checo Pérez, por lo menos como representante de la poderosa escudería Red Bull. Aunque esta misma carrera dejó muy claro que la euforia del aficionado mexicano puede superar incluso un último lugar en la pista del representante nacional. Además, hay versiones de que otro piloto mexicano, Patricio O’Ward, está a punto de dar el salto al llamado ‘gran circo’.
El único punto que pudo no haber sido del mayor agrado para la 4T fue lo fuerte que resonó el himno español en suelo mexicano, así como la forma en que el público local se entregó al piloto madrileño, triunfador de la carrera, Carlos Sainz Jr., representante de la escudería Ferrari y del país con el que el gobierno de México ha tenido en el último mes sus mayores altercados. Los cronistas deportivos lo llamaron incluso “el rey de México” en el sonido general. Sin querer queriendo.
Palabras clave
Los patrocinadores tienen prácticamente amarrada la permanencia de la F1 en el país; el contrato que culminaba en 2025 se extenderá hasta 2028. Hay compromiso, incluso federal, para optimizar la infraestructura de recepción de visitantes; esto cuando además se aproxima la celebración en México de una tercera Copa Mundial de Futbol.