Además de ser el medio de identificación más socorrido para realizar un montón de trámites en oficinas de Gobierno, bancos, sortear la cadena en algunos antros, comprar alcohol e, incluso, casarse, el INE es el documento que da fe de nuestra capacidad para actuar como ciudadanos.
Dicha capacidad, como lo he dicho en este mismo espacio, no debe reducirse a votar el día de las elecciones. Ser ciudadano exige de nuestra parte mantenernos informados de la cosa pública, participar de ella, comprometernos en la solución de algunos de sus problemas y deliberar en los foros que estén a nuestro alcance para que quienes nos gobiernan conozcan qué queremos y esperamos de ellos.
En este sentido, nadie que se asuma como ciudadano o ciudadana debe perderse el debate presidencial de este domingo, y del que debemos esperar al menos tres cosas:
1) Planes de trabajo que nos permitan conocer de manera puntual las estrategias para erradicar problemas tan graves como el de la corrupción, la falta de calidad en la educación y el acceso universal a los servicios de salud. Será la tumba electoral de Sheinbaum si durante el debate insiste en que su propuesta es continuar con la agenda fallida de su santo patrono. Igual destino tendrá Gálvez si sustituye la argumentación sólida por la ocurrencia y la chabacanería. Álvarez irá directo al hoyo si se queda instalado en la verborrea fantasiosa.
2) Inteligencia emocional para terminar de convencer, o en su caso enamorar a las y los muchos indecisos que a estas alturas no saben por quién votarán. Tanto para Claudia como para Xóchitl es una gran oportunidad para conectar con la juventud, y para Jorge mostrar una pizca de carisma. Digan lo que digan en este momento las encuestas, la elección aún no está definida, de ahí que lo que no vendan este domingo no saldrá entre semana.
3) Autodominio para no mentir de manera cínica o inverosímil. Sheinbaum seguirá hablando de logros inexistentes y negando sus fracasos. Gálvez prometerá cosas que sabe que no podrá cumplir y Álvarez dirá cualquier cosa que le permita no pasar desapercibido en el debate y la elección.
De los tres, este será el debate más importante de todos, porque detonará impresiones casi imposibles de borrar. De sus aristas éticas hablaré en mi próxima entrega.