Soy “doctorada en medicina con especialidad en neurociencias; también tengo un doctorado en psicología clínica y especialidad en psicodiagnóstico y perfilación. El psicodiagnóstico es una de las áreas de la conducta más importantes. Si bien la conducta no es una ciencia exacta, el psicodiagnóstico sí lo es. ¿Por qué? Porque se basa en la axiología y la axiología en las matemáticas, por lo tanto, dos más dos van a ser cuatro”.
Con estas palabras Marylin Cote, cuyo verdadero nombre es Marilyn Karina Cote Mendieta, se presentaba en las redes para embaucar y atrapar a nuevas víctimas de sus timos. La caja de pandora se abrió con un mensaje en X publicado desde la cuenta “charlatanes médicos”, donde se exhibieron fotos de recetas donde aparecían los logotipos de las universidades de Oslo y Harvard, del hospital Difty Doctors y tres cédulas profesionales pertenecientes a otras personas. Gracias al Photoshop, de licenciada en derecho y maestra en criminología, pasó a ser psiquiatra especializada en psicodiagnóstico.
La lista de pacientes engañados por esta estafadora es larga, como tan larga será la serie de consecuencias legales derivadas de haber cometido el delito de usurpación de funciones. Según la legislación de Puebla, la pena podría ir desde los dos meses a los dos años de cárcel.
Y aunque hay dudas sobre su condición mental y las consecuencias legales que se desprenderán de ejercer una profesión sin las credenciales requeridas, de lo que no cabe duda es que su incapacidad técnica se ve agravada por su falta de sensibilidad moral.
Traigo a la reflexión esta historia, indistinguible de un cuento surrealista, porque mantiene una asombrosa similitud con la trama de maromas realizadas por los legisladores cuartateístas, para ratificar a Rosario Piedra Ibarra al frente a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
La increíble designación es tan indigna, hilarante, desvergonzada, irresponsable e inhumana, como las recetas que Marylin Cote prescribió a sus víctimas.
Si esto es el arranque de la desarticulación de las instituciones que “interfieren” con la construcción del segundo piso del sueño obradorista, me declaro incapaz de poder imaginar lo que sucederá en otros ámbitos de la vida pública, donde la democracia debe lograr que enraíce y florezca la justicia. Así de grave.