A la vera de Séneca

Ciudad de México /

Recomendaba Séneca la lectura sin prisa, y recomendaba quedarse siempre con una sola idea para rumiarla a lo largo del día. Me pregunto si en estos tiempos es aun posible hacerlo: la sobrepoblación también ha alcanzado a la filosofía y hay cientos, miles de libros por leer, para luego citar a pie de página y demostrar que hemos leído mucho, aunque hayamos aprendido poco… esa es la exigencia académica de hoy.

Leer a Séneca me ha conducido a rumiar no por un día, sino ya casi por un mes, una de sus sentencias que me ha golpeado de frente: “rescátate para ti mismo”.

Un poco por cuestiones de química y otro poco por educación, las personas tendemos hacia el altruísmo o hacia el egoísmo. En mi caso siempre he padecido la tendencia a dar, la malsana inclinación a una especie de altruismo en el cual yo suelo quedar en segundo lugar. Como si esa fuera la única forma de ser amada: dando todo, quedándose con nada. Incluso cuando he querido ser fuerte, ha sido para poder sostener a los demás, ya sea emocional o físicamente. Por eso ahora esta idea de Séneca, que tanto hubiera gustado a Nietzsche, me golpea con tal fuerza: rescátate para ti misma. 

Nietzsche compartió con Lou Andreas Salomé la idea de que hay dos tipos de egoísmo: un egoísmo malsano y un sano egoísmo. Del mismo modo, habría dos tipos de altruísmo: un altruísmo malsano, en el cual el individuo se ocupa de los demás para no enfrentarse a sí mismo, para huír de sí mismo, y un altruísmo sano, que hace regalos al otro desde la fortaleza interior y surge siempre desde el sano egoísmo, esto es: primero se nutre al propio ser, y solo desde ahí, se es capaz de dar, porque se da desde la propia sobreabundancia.

La idea de Séneca de rescatarse para sí mismo es más radical: no menciona al otro, solo alude a la posibilidad de reunir fuerzas para salir adelante con la finalidad de lograr la propia fortaleza. No quiero insinuar que en Séneca no existiera la idea de una responsabilidad social; simplemente me siento devorada por esa idea radical de “rescatarse para uno mismo”: no para quienes amas, ni siquiera para quienes te necesitan: rescátate para ti mismo.

Creo que solo desde ahí puede surgir el altruísmo al que se refirieron Nietzsche y Lou Andreas: el altruísmo sano que surge de la fortificación individual, que da sin siquiera pretenderlo, como una copa que reboza o como el Sol. La primera se derrama sobre los demás; el Sol ilumina de modo inevitable. Por eso lo único que importa es rescatarse para sí mismo: lo demás es ya una consecuancia de ese rescate originario.

Todo individuo ha sido náufrago en algún ámbito de la existencia: rescátate para ti mismo.

Paulina Rivero

  • Paulina Rivero Weber
  • paulinagrw@yahoo.com
  • Es licenciada, maestra y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación se centran en temas de Ética y Bioética, en particular en los pensamientos de los griegos antiguos, así como de Spinoza, Nietzsche, Heidegger.
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