“Rescátate para ti mismo”

Ciudad de México /

Escrita con mi letra, encontré la nota que le da título a este artículo. Trataba de poner orden en el caos después de una estancia en el extranjero. Esa nota me hizo encontrar muchas más, pero ya no en mi cuarto, sino en mi mente. Fue Séneca, estoy segura, quien escribió esa frase que yo anoté como un mensaje al futuro. ¿Debo acaso luchar y salir adelante por y para mí misma?

Nietzsche, pensador que siempre es luz para mí, considera que solo se llega al altruismo a través del egoísmo. Esta idea también la explica con claridad Lou Andreas Salomé, una mujer inteligente y creativa de la cual él se enamoró perdidamente sin ser correspondido.

Lou considera, al igual que el lúcido filósofo, que existen dos tipos de egoísmo. Un egoísmo que todo lo quiere para sí de manera infructuosa y un egoísmo que consiste en alimentarse a sí mismo para crecer con salud: ese crecimiento es lo que conduce al altruismo.

Por poner un ejemplo, digamos que para llegar a ser un naranjo sano, éste ha de tomar el agua y crecer aun si ello conlleva el descrecimiento de otras semillas. Pero una vez que está repleto de naranjas, sin pretender hacerlo, alimenta al que pasa.

De la misma manera el ser humano puede crecer y, como dijo Séneca, rescatarse para sí mismo; solamente cuando se ha logrado ese rescate se puede estar en condiciones de llegar a lo que Nietzsche llama “la donación de sí”, que ejemplifica de múltiples formas: la copa que se derrama o el Sol que ilumina, que dan agua o luz de manera inevitable, lo hacen por sobreabundancia.

De modo que el egoísmo sano, ese “rescátate para ti”, puede conducir a la donación de sí por sobreabundancia. No se da por compasión, se da porque se requiere dar, porque no cabe una en sí misma, porque todo en una se desborda como una copa que quiere vaciarse. Son sin duda ideas ajenas al capitalismo en que vivimos. ¿Será posible lograrlo en una sociedad que empuja constantemente hacia otro lado?

“Ella habita en el lado oscuro de la vida”, decía otra nota junto a la de Séneca. Esa no era del pensador, la reconocí con un pinchazo de dolor: la escribí cuando perdí a una amiga. ¿Cuál es el lado oscuro de la vida? La competencia, el deseo de ser más y mejor, la envidia, es hacia donde nuestra sociedad capitalista y competitiva nos empuja constantemente.

¿Será posible en nuestra sociedad conservar una mente serena, sin hueros anhelos y llegar a la sobreabundancia que conduce a la donación de sí? No lo sé, pero quienes podemos darnos el lujo de intentarlo, por no vivir bajo el azote de la pobreza o la miseria, deberíamos hacerlo.

Vale la pena vivir para intentarlo.

  • Paulina Rivero Weber
  • paulinagrw@yahoo.com
  • Es licenciada, maestra y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación se centran en temas de Ética y Bioética, en particular en los pensamientos de los griegos antiguos, así como de Spinoza, Nietzsche, Heidegger.

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