La hermandad entre féminas chimpancés o bonobos, es más común que entre seres humanas. Quizá no deba sorprendernos que las hembras bonobos sean solidarias entre ellas, pues se trata de sociedades matriarcales. Pero incluso en sociedades patriarcales, como las del chimpancé, las hembras son solidarias entre sí. No creo poder decir lo mismo de las hembras sapiens.
Me parece difícil pedir solidaridad a las mujeres cuando se les ha llevado a ser objetos mercantiles en pleno capitalismo. La mercancía compite: en calidad, precio, belleza, funcionalidad, en fin: siempre compite. En una sociedad donde reina la competencia, el beneficio de la otra, representa la propia derrota: ¿cómo buscar solidaridad o sororidad bajo una estructura competitiva?
¿Qué es exactamente la sororidad? Es el lazo de solidaridad y amistad entre mujeres, tal como se da en las fraternidades masculinas. El fratello crea fraternidades, hermandades entre hombres; la sorella puede crear sororidades; hermandades entre mujeres. Eso es lo que nos falta a las mujeres: la capacidad de unirnos en bloque como verdaderas hermanas, para cuidarnos unas a las otras contra el abuso existente en múltiples aspectos de la vida organizada desde la perspectiva patriarcal.
Todo parece indicar que el primero en emplear este término y esta idea, fue Unamuno, en el prólogo a una de sus obras más conocidas: La tía Tula. Si bien ésta se publicó en 1921, el autor la escribió en 1907: ya no se trata de un neologismo. Unamuno consideró que era necesaria una palabra nueva que se refiriera a la fraternidad específicamente creada para las mujeres y propuso: “sororidad” (en referencia a “fraternidad”) y “sororal” (en referencia a “fraternal”).
Entre hombres son fraternales; entre mujeres, sororales. Entre hombres hay fraternidades; entre mujeres, sororidades. No es extraño hablar de un hombre fraternal, pero es muy extraño hablar de una mujer sororal, porque no es lo usual. Es necesario inventar esas palabras nuevas que, al nombrar conductas inexistentes, las hagan posibles, les den existencia.
A lo largo de la historia de la humanidad han existido “brotes” de sororidad, como lo es el caso del nüshu: el lenguaje secreto de las mujeres, creado a mediados del siglo XIX en la provincia china de Hunan. La más antigua pieza encontrada hasta ahora en este lenguaje femenino, es una moneda en la que se lee, por supuesto en nüshu: “Todas las mujeres bajo el cielo pertenecen a la misma familia”: el poder de la sororidad hace de cada mujer, una hermana.
Existe la fraternidad: estamos trabajando en la sororidad.