Se puede hablar de historia refiriéndose a diversas cosas, pero en todas ellas el elemento común es la sucesión de algo en el tiempo. La historia de cualquier cosa implica movimiento, es decir, permanencia y cambio, e indica un punto de partida, un medio y un punto de llegada, al menos relativo, o sea, indica un proceso. Los procesos guardan entre sí una analogía y así, podemos hablar, por ejemplo, de la historia del universo, o de la del sistema solar o de nuestro planeta, pero podemos tratar también de la evolución de los seres vivos en cada uno de sus reinos, que nos maravillan, precisamente, con el misterio de la vida.
Cuando hablamos de los seres humanos pasamos a la consideración de la historia como algo muy especial, donde igualmente tenemos que ver con procesos, pero aquí surge una condición que no se encontraba en los procesos del universo ni de los seres vivos, a saber, la de la capacidad humana de conocer y decidir. La historia humana, más allá de los aspectos biológicos, es la historia de las decisiones libres, atinadas o erradas, de los hombres como personas sociales a lo largo de su presencia temporal en el mundo.
La historia humana nos lleva a una cuestión crucial: el conocimiento de los hechos pasados y de las relaciones de tales hechos con los demás hechos, ya sea anteriores, contemporáneos o posteriores a ellos. Cabe poner atención en que los hechos no siempre se han consignado por escrito en documentos o libros. La escritura fue inventada hace relativamente poco tiempo si pensamos en el tiempo de existencia de la humanidad. El conocimiento de lo que pasó antes de la escritura resulta de los vestigios más o menos grandes que quedaron de aquel pasado y que es un campo de estudio de la arqueología.
Cuando se contó con la escritura comenzó un nuevo período del cual poseemos un conocimiento mayor, pero que, aún así, sigue dejando muchos vacíos y preguntas sin contestar. Quedan muchos hechos de los que sencillamente ignoramos su existencia, o sus relaciones con otros de los que, a su vez, podemos o no tener noticias. Esto no significa que no conozcamos nada; de hecho los estudiosos de la historia precisamente tienen ahí un enorme campo de estudio e investigación, precisamente a partir de los indicios que se conocen de algo.
Todavía queda por comentar lo que sucede ante la manipulación de la historia por intereses de algún tipo.