La cultura

Estado de México /

El bien común atañe por su naturaleza a toda persona, pues consiste en el conjunto de condiciones que en la sociedad permiten a las personas y grupos lograr su desarrollo. A todos, entonces atañe el bien común y, según las posibilidades de cada uno,  a todos toca una responsabilidad para poder construirlo. Los aspectos más importantes del bien común podrían englobarse en los ámbitos familiar, cultural, laboral,  económico y político. 

El campo de la cultura, en particular, requiere nuevos esfuerzos que permitan renovar las bases filosóficas en las que se asienta. Se trata de convencernos de la necesidad de recuperar el horizonte metafísico, de abandonar el egoísmo que impide abrirse a los demás y a la trascendencia, de superar el consumismo, de valorar la ciencia y la tecnología sin convertirlas en los paradigmas de una especie de religión y de abandonar la exaltación en la comunicación de la apariencia y la imagen. Todo esto se relaciona ante todo con el tema de la persona humana, de su crecimiento y relaciones con los demás.

Históricamente las propuestas ideológicas que llevaron a las grandes revoluciones y a las guerras mundiales mostraron en los hechos graves errores y devastadoras consecuencias. Tales propuestas de alguna forma dominaron el campo cultural y todavía hoy ejercen cierto influjo con nuevas presentaciones y formas de aplicación.

En la actualidad se necesita edificar una cultura humana y con sentido social, respetuosa de la dignidad de cada uno, con posibilidades de una verdadera educación libre y no sujeta al monopolio y al control ideológico. El principal referente de toda cultura es, al fin y al cabo, la verdad, que ciertamente no se impone por la fuerza, sino que se alcanza por medio del convencimiento y el diálogo, conscientes de que nunca la podemos poseer de forma total, sino avanzando por pasos a través de dudas, opiniones, certezas y correcciones.

Naturalmente la cuestión cultural debe interesar a todos, sean cristianos o no, pero la perspectiva creyente puede nutrirse de algunas motivaciones que podrían reforzar el trabajo por mejorar en este terreno. La cultura es algo profundamente humano, y nada de lo humano puede considerarse ajeno a la obra salvadora de Cristo. Hacer el bien a los demás, al prójimo, no se queda solo en ciertas acciones, sino en los cambios del corazón y, por ello, vinculados a la cultura.


  • Pedro Miguel Funes Díaz
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