Las enseñanzas de la historia

Estado de México /

La limitación propia del conocimiento de los hechos del pasado, de sus relaciones y de su influjo en los hechos del presente no significa que no sepamos nada acerca de ellos y que no puedan ser objeto de nuestra reflexión para entender lo que somos y sacar conclusiones más o menos relevantes. Es innegable, sin embargo, que el pasado puede ser presentado de modo sesgado, para favorecer planteamientos que en realidad han sido determinados de antemano, que pueden ser legítimos o no, pero que no se desprenden necesariamente de la historia.

La búsqueda de la objetividad es un gran reto en lo que toca a lo que afirmamos o negamos del pasado, porque quienes se empeñan en la disciplina histórica no cuentan con la posibilidad de reproducir los hechos históricos en un laboratorio. Con todo, la historia no es ni puede ser mera construcción subjetiva, social o individualmente elaborada, porque cuenta con los documentos y con las pruebas y vestigios de lo que sucedió y que, al menos en parte, a veces muy buena parte, permiten alcanzar la certeza en un cierto grado. Siempre quedan preguntas sin resolver, pero si no fuera posible la objetividad, el diálogo sobre la historia sería imposible, porque los sujetos no tendrían manera de comunicarse, si acaso podrían hablar de sus experiencias precisamente subjetivas, de modo que afirmar o negar algo podría ser al mismo tiempo verdadero y falso.

Ciertamente la objetividad absoluta no es posible, pero sí en cierta medida. Lo que induce a las personas a perder el mínimo de objetividad necesario para considerar el pasado puede ser variado. En ocasiones la falta de datos sobre los acontecimientos, de modo que se elaboran hipótesis para dar cuenta de ellos. Aferrarse a una hipótesis sin reconocerla como tal puede impedir abrirse a otras explicaciones plausibles.

En algunas ocasiones los intereses políticos, económicos, culturales, religiosos o de cualquier tipo impiden entender los hechos, porque se busca, a veces inconscientemente, que todo encaje en las ideas que se tienen sobre las cosas. Mayor problema causan los intereses cuando, a pesar de las evidencias en contrario, se sostienen posturas que afianzan a la persona o al grupo en el poder, en el lucro, en el prestigio, etc.

Otro factor importante al abordar la historia es que aplicamos los criterios propios, de nuestro tiempo y lugar, a hechos cuyos sujetos fueron personas que vivieron en otras épocas, muchas veces en otros lugares y en circunstancias muy diversas a las nuestras.

  • Pedro Miguel Funes Díaz
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