Navidad y conciencia social

Estado de México /

Al parecer, la determinación de una fecha para la celebración del nacimiento de Cristo tuvo sus vacilaciones en los primeros siglos y se asentó para el 25 de diciembre en el siglo IV, las comunidades cristianas lo celebraban quizá ya desde el siglo II. El término “navidad” que nosotros usamos proviene del latín “nativitatem”, que es el acusativo de “natívitas” (como el nombre de una estación del metro de CdMx), que significa nacimiento. “Navidad” indica entonces el nacimiento de Jesucristo, por más que debido a sus amplias repercusiones culturales, sociales e incluso económicas, para muchas personas este sentido original muchas veces se difumina.

La Navidad, también para quienes no son religiosos muy practicantes o ni siquiera son creyentes, posee un sentido profundo de solidaridad y de paz. De hecho muchos anuncios destacan este rasgo de la fiesta sin hacer referencia directa al tema religioso. La asociación de la navidad con “Santa Claus”, conecta con san Nicolás de Bari, un obispo de los siglos III y IV que se distinguió por su caridad con los necesitados. Su representación ha sido transformada y asociada a diversas leyendas con diversos nombres, pasando a ser un personaje de leyenda.

Desde el punto de vista cristiano, apoyado en la narración de los evangelios de Lucas y Mateo, la Navidad muestra la misericordia de Dios Padre hacia la humanidad, que envía a su Hijo quien por obra del Espíritu se encarna y nace de la Virgen María trayendo la paz a los hombres. Por lo mismo, encierra un fuerte sentido social y subraya precisamente que el cambio que la humanidad necesita comienza en el corazón de cada persona.

La Navidad, además, pone de relieve cuál es el lugar de los bienes de la tierra, puesto que el nacimiento del Hijo de Dios no se llevó a cabo en la ostentación de las riquezas sino en la humildad de un pesebre. La dignidad humana no se halla en la posesión de muchos bienes, sino en la misma persona cuya naturaleza dotada de entendimiento y voluntad se perfecciona en la verdad y en el bien.

La Navidad se convierte así en un llamado a la paz, tan amenazada en nuestros días, como todos lo podemos constatar fácilmente. Se convierte en una exhortación a la solidaridad con nuestros semejantes y se convierte en un aliciente para trabajar en favor de la justicia social, para que a nadie falte lo necesario para una vida digna. Que nuestra expresión de feliz Navidad que usaremos estos días sea la expresión sincera de lo que llevamos en nuestros corazones


  • Pedro Miguel Funes Díaz
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